_
_
_
_
_
Reportaje:

Gorostegui y Doreste

Los campeones del Mundo de vela asumen ser unos perfectos desconocidos

¿Sabéis ya quiénes somos cada uno?". Antonio Gorostegui y José Luis Doreste tienen perfectamente asumido que en España son unos desconocidos. No es la primera vez que les confunden cuando la prensa les espera en Barajas después de un triunfo. "Pues, por si acaso, éste es Gorostegui, el patrón, y yo Doreste, el tripulante". "No, no", corrige Gorostegui; "somos un equipo en el que el tripulante es el de más peso porque así tiene que ser. Si yo pesara 100 kilos, el patrón tendría que ser Josele". Éste acaba puntualizando: "Lo dice para tenerme contento".

Fueron 26 horas sin descansar. La pareja española se proclamó el domingo campeona del mundo de vela, clase Star, en la costa estadounidense del Pacífico. Después vino el reparto de premios, la tradicional zambullida en el agua a los vencedores, la fiesta y el viaje desde Los Ángeles a Madrid. Llegaron a las ocho de la mañana de ayer. Con la copa de campeones preparada para posar con ella dispuesta la chaqueta en la que figuran las firmas patrocinadoras del equipo olímpico."La vela no es un deporte de público y, por tanto, nos vemos obligados a mostrar la publicidad a a menor oportunidad. Nos dan 12 millones de pesetas al año, que re sultan imprescindibles para la preparación de alto nivel. Las embar caciones son costosas y, bueno, nos apañamos también con un contrato ventajoso que mantenemos con un constructor italiano" Es la justificación de los campeones en un deporte caro y minoritario. Doreste no mostró la chaqueta: "Es que todavía la tengo empa pada de cuando nos tiraron al agua .

La pareja se pasa 400 horas al año en el agua. Aparte, lasque dedican a la navegación de recreo. Las jovencitas son las que más solicitan dar un paseo con los campeones. Aclaran que no pueden atender todos los compromisos. Entre otras cosas porque Goroste gui se casa el 10 de septiembre con Ana López Alonso, hija del ex presidente del Rácing de Santander, y Doreste tiene medio novia. Ambos han dado por terminada la temporada. Es hora de que Gorostegui comience a preparar su boda y de que Doreste se vaya a Alemania a realizar un cursillo de seis meses de medicina deportiva "Esto sí que es lo más importante de mi vida. En España no existe la medicina deportiva y yo quiero lle gar a practicarla. Lo ideal sería en Canarias, mi tierra, pero supongo que tendría que trasladarme a una gran ciudad, por lo menos que fuera Barcelona, para seguir practicando la vela como aficionado".Gorostegui tiene ya, en cambio, solucionado el compaginar su futuro y su ambición. Es monitor en la Escuela de Vela de Palamós.

La pareja navegará en la clase Star hasta después de los Juegos Olímpicos. En Los Ángeles se ven ganadores, aunque la victoria en la vela está sujeta a múltiples factores. Gorostegui y Doreste prefieren el viento fuerte. Para competir, en los juegos podrán elegir entre dos embarcaciones: la que han dejado allí y la que van a estrenar ahora. Todo dependerá de cómo responda.la nueva. Necesita un período de adaptación y de su comportamiento puede depender un triunfo decisivo.

En la regata preolímpica que precedió al Mundial ocuparon una discreta clasificación. Días después, con la misma embarcación y prácticamente frente a los mismos rivales, ganaron. El palo, que era nuevo, necesité tiempo para adquirir la flexibilidad idónea. Dicen que la cantidad de entrertamientos viene supeditada por el propio comportamiento de la embarcación. Hay que domesticarla previamente.

Si sale brava, precisa de muchas horas de atención. "Pero tampoco demasiadas", aclaran, "porque a las competiciones hay que llegar con unas ganas terribles de navegar. La saturación te condena irremisiblemente al fracaso. En esta ocasión hemos navegado las horas justas para llegar y querer comernos el mar".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_