Nacidos para ganar
Los que hemos presenciado muchos partidos -y por mi parte todos los recuerdo con cierta nostalgia- entre el Barcelona y el Real Madrid, y viceversa, sabemos que ésto es siempre motivo de intensa satisfacción porque, a pesar de que en vísperas de su celebración sentimos preocupación por lo que pueda suceder, después nunca ha habido consecuencias graves o que hubiésemos de lamentar. Por ello, y porque estamos acostumbrados, estoy seguro que hoy todo se desarrollará normalmente.Ya saben que algunos de estos encuentros han sido excesivamente apasionados, pero es normal que sea así, ya que eran un reflejo del grado de fidelidad a sus ciudades y a lo que ellas representan. Se ha dicho, y aún se dice ahora, que todo lo que gira alrededor de estos dos grandes. clubes está al margen -o mejor dicho debería estar al margen- de los vaivenes de la política, pero no nos engañemos: ésto no es así.
Es insólito pensar que los ciudadanos de Barcelona y los de Madrid quieren a sus clubes sólo por su trayectoria deportiva, ya que, en definitiva, tanto el uno como el otro están por encima del deporte, porque son la imagen de una situación en la que todos se sienten representados.
Es evidente que ha habido momentos difíciles, pero hasta ahora, y quisiera que siempre fuese así, se ha encontrado una solución y de nada tenemos que arrepentimos. En 1980, las relaciones llegaron a ser muy tensas y todo lo que giraba a su alrededor parecía irreconciliable y por ello propuse unas negociaciones, que más tarde tuve el honor de presidir, entre los presidentes Núñez y De Carlos, en las que intervino también el presidente federativo Porta. El buen entendimiento de todos evitó que pasara nada grave, y así el partido transcurrió con normalidad. El Barcelona perdió aquel día, pero ésto no ha sido motivo para que después no ganara otros partidos, y así altemativamente. Esto siempre será así.
Creo que la serenidad, la prudencia y el buen sentido de responsabilidad deben ser la norma de conducta de los aficionados de los dos clubes, aunque ésto sea difícil por todo lo que representan.
Desearía pedir, ahora que las relaciones políticas entre las dos ciudades están colmadas de alto sentido de responsabilidad, que también todo transcurriera normalmente durante el encuentro que se celebrará hoy en Zaragoza, aunque vaya, precedido de manifestaciones que no son bien aceptadas por unos y otros. Confío, conociendo como conozco a las dos aficiones, que se desarrollará normalmente.
Es evidente que, por vez primera a lo largo de su historia, los dos equipos han llegado a la final viviendo una situación deportiva incómoda. Los dos han nacido para ganar y, hasta ahora, ninguno de los dos ha cosechado título alguno, pese a competir también en torneos europeos. Esos malos resultados y el comportamiento de algunos de sus jugadores, que no ha entusiasmado a sus seguidores, hace que la inseguridad del resultado de hoy sea muy grande. Creo que ésto repercutirá en todas sus figuras, en el arbitraje y en el público.
En fin, me parece que podremos presenciar este partido con interés, agrado y con un alto sentido de deportividad que tan a menudo han demostrado estos equipos. Por otra parte, el hecho de que se celebre en Zaragoza creo que ayudará a la imparcialidad necesaria en todo lo que gira a su alrededor, y así daremos constancia de nuestra voluntad de paz y concordia en todos los aspectos de nuestra vida ciudadana y para la mejor gloria del fútbol español.
