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Juan María Bandrés y Mario Onaindía rechazan las amenazasde los 'polimilis' contra los dirigentes de Euskadiko Ezkerra

Juan María Bandrés y Mario Onaindía quitaron ayer importancia a la amenaza de ETA Político-militar de "actuar con todos los meldios de que dispone una organización armada" contra los dirigentes de Euskadiko Ezkerra, si estos continúan "la operación arrepenfidos" y persisten en "asesorar y colaborar con el Ministerio del Interior, intentado acabar con el colectivo de presos".

Según Bandrés, su partido no tiene nada que ver con los recientes traslados a otras prisiones de dos dirigentes polimilis, hasta ahora presos en Nanclares de la Oca, y la reacción de ETApm es únicamente "una salida de tono de personas que ven en peligro su protagonismo personal y, como tienen muy poco que decir, buscan publicidad a base de amenazar a otras personas".Los dirigentes de ETApm VIII Asamblea que participaron en la conferencia de prensa celebrada la víspera en el País Vasco francés explicaron los recientes traslados de los dirigentes de su organización Iftaki Aramayo y Santiago Suárez como piezas de . un plan muy sutil", consistente en "dispersar a los presos más preparados, política e ideológicamente, y luego someter al resto a presiones por parte de abogados y familiares, para que entren en la segunda fase de la operación arrepentidos". Los portavoces polimilis informaron también que en adelante los presos que 'entren en contacto con Bandrés, Onaindía o los abogados de EE serán expulsados automáticamente de la organización".

El presidente de EE, Juan María Bandrés, negó cualquier intervención, directa o indirecta, de su partido en ese traslado: "Precisamente vamos a presentar una pregunta al ministro de Justicia sobre esos y otros traslados recientemente producidos. Siempre hemos protestado contra los intentos de dispersión de los presos vascos y hemos abogado por su traslado a prisiones situadas en el País Vasco".

Por lo demás, según precisó Bandrés, "Euskadiko Ezkerra es totalmente ajena a cualquier intento más o menos maquiavélico de separar a los dirigentes del resto de los presos".

Respecto a la acusación de los polimilis de "haber intentado involucrar a abogados para que colaboren en la operación arrepentidos", Bandrés aseguró que su partido no ha pretendido en ningún momento "presionar la libre voluntad de los presos", y negó que EE "como tal partido" hubiera hecho propuestas de ese tipo a cualquier letrado.

"Simplemente", aclaró Bandrés, "ocurrió que dos abogados, de EE, transmitieron a título personal a un compañero, de su mismo colegio profesional, su impresión de que en el ministerio había una disposición favorable a la concesión de medidas de gracia a los presos y exiliados dispuestos a dejar las armas, y que había que aprovechar esa buena disposición antes de que esa vía se cerrase definitivamente".

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Estos abogados son Juan Infante, parlamentario autónomo de EE, y Arantza Leturiondo. El abogado de presos polimilis con quien hablaron fue Patxuko Abrisketa. Según Bandrés, la ini ciativa de los dos primeros, aun que es personal, correspondía a un debate habido en EE sobre la necesidad de "proseguir en la búsqueda de salidas dignas y razonables al problema de los presos, y en definitiva a la violencia en el País Vasco". Entre otros as pectos, EE había llegado a la conclusión de que era preferible evitar cualquier apariencia de protagonismo político de tal o cual organización y reconducir la cuestión á una dimensión pura mente jurídica y humanitaria".

Onaindía, secretario general de EE, comentó que "toda persona mínimamente informada sabe en Euskadi que la superación de la espiral de la violencia pasa por buscar una solución al problema de los presos vascos los exiliados. Nosotros consideramos que esa es una obligación moral y política de toda persona que desee sinceramente la pacificación y normalización de Euskadi, y no tiene por ello nada que ver con siglas concretas".

"Precisamente por eso", añadió Oniandía, "nos hemos planteado últimamente la posibilidad de que la negociación concreta la llevase algún abogado ajeno a los partidos, o la Iglesia, la Cruz Roja, etcétera, para evitar reticencias políticas. Pero, naturalmente, cualquier iniciativa en tal sentido requiere la aceptación de los presos. Si se rechaza la posibilidad de abandonar la prisión, verdaderamente no hay nada que hacer".

Por lo demás, el que los polimilis respondan con amenazas a quienes tratan de contribuir a sacar a sus presos de la cárcel, indicaría, según Bandrés, "la desesperación de un grupo de personas que habiéndose quedado aisladas, y siendo en el fondo conscientes de que no tienen nada que decir, no dudan en tratar de capitalizar el drama humano de los presos. En cualquier caso, no nos tiembla el pulso por estas bravatas ridículas, y en lo que a mí respecta, seguiré intentado por todos los medios ayudar a resolver ese drama humano, aunque naturalmente respetando la libertad de decisión de los propios presos".

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