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Reportaje:La trastienda portuguesa /3

Alentejo, la última barricada del 25 de abril

El Alentejo portugués es el reino de los montes (cortijos) y herdades (heredades). El reino de los cultivos extensivos, cerealistas y prote gidos. Montes y herdades que pueden alcanzar, en manos de un solo propietario, las 15.000 y hasta las 20.000 hectáreas o más. (En Es paña, aun en Andalucía y Extremadura, un cortijo es raro que so brepase las 3.000-5.000 hectáreas.) Antes del 25 de abril -y según estadísticas oficiales- casi la mitadde esas propiedades se encontraba sin explotar, y lo único que interesaba a la mayoría de sus dueños era extraer el corcho de los alcomocales y, si acaso dedicar a la producción de trigo o arroz una escasa parte del resto, sin olvidar sus inmensos acotados, de caza y hasta sus campos privados de aviación.

Era costumbre que los más de 125.000 campesinos del Alentejo, en etapas de grandes hambres, con los campos abandonados por sus dueños absentistas, salieran a las carreteras en largas filas portando banderas negras: eran las denominadas banderas negras del hambre. Antes de la revolución de abril, apenas si un jornalero ganaba de salario lo mismo que costaba un kilo de bacalhau. La reforma agraria que luego se llevó a cabo no fue obra de programas de partidos político, sino que se debió única y exclusivamente a la iniciativa de los camponeses, los únicos que en la noche del 25 de abril de 1974 formaron piquetes en todas las carreteras que llevaban a Lisboa -en especial, la Madrid-Lisboa, que atraviesa el Alentejo de Este a Oeste- con sus escopetas de caza al hombro mientras se calentaban en hogueras hechas sobre la misma carretera y con alguna copa de bagaçeira (especie de aguardiente) que otra. Quienes lo vimos teníamos la impresión de estar viviendo escenas de la revolución soviética.El monte o la herdade es el centro de la explotación agrícola donde se encuentra la casa del amo (que así se le llamaba) y, algo alejadas, la casa del capataz y las casillas de una sola planta de los trabajadores fijos. Cerca de los montes hay siempre pueblos aplastados como tortugas al inclemente sol alentejano. Están sin urbanizar, sin agua en las casas ni servicios. Una sola fuente pública -en las afueras, por lo general- desde donde acarrear los cántaros de agua y, junto a ella, o chafariz: especie de poza donde las mujeres lavan la ropa jabonosa, blanquecina y escasamente corriente. "Bebes água enxovalhada, cheia de pó e poeria".

En estas onduladas o llanas tierras del Alentejo que. forman los distritos (provincias) de Portalegre, Evora y Beja -fronterizas a nuestra Extremadura-, la miseria a que estaban sometidas sus gentes tuvo su reflejo en la emigración que sufrieron y soportaron. Una emigración de tal naturaleza que no,tiene parangón en ninguna región occidental europea (y puede que tampoco en la mayoría de las regiones típicamente tercermundistas). Beja perdió en 10 años -a partir de la explosión de riqueza en Europa de los años sesenta- el 25% de su población; Portalegre, el 21 %, y Evora, el 18%. En toda la vasta región no hay una sola industria que merezca tal nombre. El 74% de la población activa de Beja se emplea en la agricultura en Evora, el 65%, y en Portalegre el 67%. Beja tiene un 68% de, población analfabeta; Evora, un 47%, y Portalegre, un 51%, porcentajes que han disminuido algo cuando las unidades colectivas de producción (UCP) se hicieron car go de las tierras al dotarlas de es cuelas, etcétera. La gran propie dad ocupa el 61 % de la tierra cultivable de Beja; en Evora alcanza al 76%, y en Portalegre, el 69%.

¿Para qué seguir? No hay indicador económico o social que no nos evidencie hasta la saciedad el eterno estado de catástrofe y penuria, de desatención y olvido de la región alentejana.

Tres etapas

En este marco se produjeron las ocupaciones de tierras ("A terra a quem a trabalha") del verano de 1974. Algo más de un millón de hectáreas fueron ocupadas por los camponses (campesinos) alentejanos, que fundamentalmente se organizaron en unidades colectivas de producción, de claros reflejos bolcheviques y maoístas.

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Estas unidades pusieron en producción extensos latifundios incultos o mal cultivados -se calcula que casi un 200% de lo que existía cultivado- y sobre todo han diversificado los cultivos (antes sólo cerealistas o de aprovechamiento del corcho) y han aumentado el área irrigada, sembrando praderas e introduciendo el ganado vacuno antes prácticamente inexistente. Pero, lo más importante, es que han terminado con, el trabajo de los temporeros, de los jornaleros más pobres que los andaluces y sin tener tan siquiera la Iimosna del empleo comunitario. No hay jornaleros que trabajen tres, cuatro o cinco meses al año, como mucho, y luego tengan que permanecer en paro obligado.

Reforma agraria espontánea

Pero aquello que parecía un sueflo duró poco. La reforma agraria, efectuada espontáneamente por los campesinos después de abril de 1974, se realizó sin contar con nada ni con nadie, y hay que reconocer que, en ciertos casos, con claros abusos. Así, hubo una época de Arcadia feliz que duró desde el 25 de abril de 1974 hasta el 11 de marzo de 1975. En ese tiempo se ocuparon 1.084.473 hectáreas, casi medio millón de hectáreas menos de las consideradas expropiadas por los Gobiernos provisionales formados en aquella altura: área de la reforma agraria que fijaron dichos Gobiernos en 1.600.000 hectáreas, de las cuales 1.290.000 hectáreas estaban situadas en los tres distritos alentejanos y el resto en zonas limítrofes semilatifundistas (de Castelo Branco, Santarém, Setúbal, Faro y Lisboa).

El segundo período duró deede el 11 de marzo de 1975 hasta el final de ese mismo año. Se publica entonces la,ley de la Reforma Agraria. A partir de marzo de 1976 pocas ocupaciones se hicieron. Y la ley Barreto apenas se limitó a legalizar las ocupaciones hechas, a pesar de que existían aún más de 700.000 en manos de sus antiguos amos latifundistas, que seguían en ellas pese a que en 200.000 ya se habían legalizado las expropiaciones.

Las complicaciones se unciaron con la nueva fijación del área de la reforma agraria, las indemnizaciones y las Ramadas dexanefoes (es decir, la vuelta a sus antiguos dueños de los latifundios). De las 1.174.000 hectáreas ocupadas y expropiadas en 1975-1976, a fina les de 1979 ya les habían sido de vueltas a sus antiguos propietarios más de 300.000, y los campesinos no sólo no recibieron un tostao (ni una perra chica) por su trabajo de mejorar las fincas antes incultas o insuficientemente explotadas, sino que los antiguos dueños se han quedado con los tractores, las vacas, los abonos, los aperos en fin, que esos labradores habían com prado en plan cooperativo y con subvenciones que luego desapare cieroñ. Lo único que se les ha dado a esos agricultores es la posibili

dad de quedarse con una pequeña parcela de esas fincas, pero es el antiguo amo el que determina qué tierra es la que ha de darse a los campesinos, lo que trae como con secuencia que, claro está, les den las tierras peores, los desechos, los eriales y rastrejeras.

Los choques

Ello dio lugar a que surgieran múltiples choques, en su mayoría violentos o de rabia contenida, lo que sigue aconteciendo en estos mismos días. En una jornada cual quiera se presentan en tal o cual monte o en tal o cual pueblo hoy erigido en unidad colectiva de producción, funcionarios del Ministerio de Agricultura y Pesca acom pañados por cinco o seis jeep de la GNR (Guardia Nacional Republicana, en parte equivalente a nuestra Guardia Civil en el medio rural). Los 50 o 60 guardinhas, bien armados, proceden a desalojar a los cooperativistas y a instalar al antiguo dueño en el trono de su sa grada propiedad. Muchos han sido los choques violentos entre camponeses y guardinhas. Los heridos son incontables (y sigue la misma lucha hoy). Muertos sólo ha habido dos: José Caravella, de 65 años, y el joven de 17 años, Antonio Casqueira, ambos labriegos. Eran miembros de la cooperativa Salvador Joaquim de Pomar, de la aldea de Escoural, a 12 kilómetros de Montemor-O-Novo, en la carretera de Madrid a Lisboa.

Cada pocos días, la GNR, a punta de espingarda o de ametralladora, desaloja alguna Cooperativa. Los latifundios están siendo reconstruidos; es más", decía un camponés, "algunas veces están aumentando de tamaño". Cifras oficiales de fines de 1982 nos dicen que de aquel 1.100.000 hectáreas ocupadas en 1974-1975 sólo quedan en manos de los campesinos menos de 500.000 y desaparecido buena parte de todas las unidades coletivas de producción (la mitad aproximadamente).

"¿Sabe usted lo que supone eso?", me decía el responsable de una cooperativa. "Pues exactamente que el 40% del campesinado del Alentejo havuelto nuevamente al paro, a ser jornaleros, a morirse de hambre". En una pequeña localidad alguien canta las tristes letras de las canciones alentejanas: "O encarregado (el capataz) é como sapo / só tinha barriga e panga. / O pobre é como a formiga... / trabalha mas no descansa. / O rico, tu bem podias / repartir con quem nao teni rico tu ficas rico / e o pobre que passe bem

El 'mito Catarina'

El Alentejo, reino de la izquierda, es duro como piedra de pedernal. En estas semanas, ya con las próximas elecciones previstas y el Gobierno actuando en funciones, existe otro proyecto, del ministro Basilio Horta, en el que la reforma agraria prácticamente desaparece. "¿Usted concibe que un Gobierno ya dimitido esté en estos mismos días lanzando una clara ofensiva contra la reforma agraria? Pues así es". Los campesinos se opusieron a la Guardia Nacional Republicana el pasado 3 de este mes de marzo en Beja e impidieron por la fuerza la entrega de sus tierras.

El actual Ministerio de Agricultura, según reciente decreto, anunció que otras 35 unidades de la reforma agraria -que abarcan una extensión de 36.000 hectáreas- han de ser expropiadas. Ello dejaría a la luz de las estrellas, a otros 2.235 trabajadores. El secretario de las UCP-Cooperativas Agrícolas de Evora exige la inmediata suspensión de todos los procesos en curso contra la reforma agraria, pero...

El 19 de mayo de 1954, hace casi. 29 años, Catarina Eufemia, joven campesina alentejana de 26 años, madre de tres hijos, fue asesinada por el teniente Carrajola, de la, GNR, de una rajada de ametralladora, cuando Catarina, al frente de un grupo de jornaleros y con su hijo menor en brazos, se erigió en portavoz de los campesinos en paro que reclamaban salarios que no fueran de fame.

Sólo pedían para ganar pao para sus hijos. Ni siquiera demandaban terra e liberdade. Ocurrió en una minúscula aldea cercana a Beja. Y hoy en todas las pintadas se la recuerda. En su pueblo tiene una estatua y la UCP del lugar tenía por nombre Terra de Catarina. Allí, en la aldehuela de Baleizao, mientras suena en la cantina, a través de una vieja radio, la canción Portugal, ¿qué has hecho del mes de abril?, un anciano camponés recuerda en voz alta los dos últimos versos que el cantautor que hizo la letra de Grándola, Vilamorena, José Zeca Afonso, compusiera en su honor: "Quem veu morrer Catarina. / Nao perdona a quem matou".

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