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Salvador Samayoa: "El alto el fuego en El Salvador vendrá después de iniciarse las negociaciones"

Salvador Samayoa, de 32 años, quien fuera ministro salvadoreño de Educación durante la Junta de Gobierno del coronel Majano, que pos teriormente pasó a engrosar las rifas de la guerrilla y que hoy pertenece a la comisión político-diplomática del FDR-FMLN, se encuentra en Madrid, adonde llegó el inartes procedente de Nueva Delbi, vía París. En la capital de la India, Samayoa representó a su organización durante los debates de la conferencia de los no alineados y en París mantuvo entrevistas con funcionarios de Exteriores. En Madrid conversó con representantes gubernamentales y del artido Socialista Obrero Español. El martes, en Madrid, conversó con un redactor de este periódico.

"El momento es de un gran auge revolucionario en El Salvador. Estamos asistiendo al comienzo de una fase decisiva de la guerra. El ejército gubernamental no puede superar el enorme problema que se le planteaentre el despliegue y la concentración de sus tropas" dice Samayoa, ex alumno de los jesuitas, que fue profesor de Filosofía en la Universidad Centroamericana de San Salvador."Si las despliega, no puede evitar su aniquilamiento a manos de la guerrilla, y si las concentra como hace ahora con sus unidades en las cabeceras de los departamentos, pierde el control de amplias zonas que nosotros pasamos a controlar, mientras tampoco puede impedir que le causemos graves daños en sus unidades concentradas", agrega el ex ministro.

Para Salvador Samayoa, uno de los siete miembros de la comisión político-diploinática, en cuyo seno representa a las Fuerzas Populares de Liberación (la organización quizá más poderosa militarmente hablando), hay tres importantes razones para comprobar el avance de la guerrilla.

En primer lugar, "el ejército se ha replegado a su retaguardia; la cantidad de armas que les hemos arrebatado en los últimos tres meses es superior a la mitad de las que les capturamos en el último año. Y, por último, la política del FDR-FMLN de respetar la vida de los prisioneros ha sido devastadora para el ejército, que ve cómo crece el nivel de sus rendiciones y deserciones". Según él, "desde enero hasta ahora se han rendido unos trescientos militares, incluidos oficiales".

A su juicio, "a partir de ahora los combates se van a intensificar, y debemos proponernos el aniquilamiento de unidades enemigas mucho mayores". Cuando se le pregunta si no parecen demasiado optimistas sus cálculos, Salvador Samayoa asegura que "desde el pasado mes de octubre hemos podido mantener una ofensiva continuada, cosa que anteriormente no podíamos hacer". Para él, "ha crecido también la unidad en nuestras filas hasta un nivel en el que nunca soñamos", y ello "se ha traducido en una mayor capacidad militar que ha hecho que el ejército pierda la iniciativa táctica y estratégica y que la correlación de fuerzas se esté rompiendo a favor del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional".

"También hemos avanzado en la capacidad de control de carreteras", añade. "Antes colocábamos unas barricadas y hacíamos estallar algunos explosivos. Ahora los controles duran semanas, como el de la carretera entre Suchitoto y San Salvador, que duró catorce días y obligamos al enemigo a aprovisionar la ciudad -cuya captura carecía de interés- únicamente por vía aérea, la única forma posible de realizarlo".Salvador Samayoa sonne. Yo no digo que el Ejército salvadoreño esté derrotado, pero coincido con las declaraciones recientes de un asesor militar norteameribano en El Salvador, que asegura que la moral de las tropas gubernamentales se encuentra cerca de cero' ".

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Intervención improbable

De acuerdo con sus palabras, "el FMLN ha avanzado mucho en los últimos dos años en la creación de unidades regulares, hasta el nivel de destacamentos en todos los lentes, dotadas de fusiles M-16, con apoyo artillero a base de piezas recuperadas al enemigo, sobre todo morteros y cañones del noventa".En cuanto a una eventual intervención norteamericana en El Salvador, Samayoa la cree "posible, pero no probable ahora ya que sería un muy mal momento para ponerla en marcha. Ellos necesitan entrar y salir, no se olvide esto. Entrar es fácil, pero salir les va a costar mucho trabajo. Se lo aseguro. Todo el mundo sabe que a cada guerrillero hay que ponerle detrás unos cinco soldados regulares para neutralizarlo. Esto lo saben todos los estados mayores del mundo. Contando con una cifra de guerrilleros admitida de entre 6.000 y 7.000 combatientes en armas, pongámoslo barato y digamos que los norteamericanos necesitarían desplegar 30.000 de sus hombres en mi país".

Para Samayoa, "nosotros no podemos pretender derribar al Ejército de EE UU, pero ellos saben que podemos perfectamente empantanarles una intervención que no tiene salida nada fácil ni, menos aún, rápida. En segundo lugar, podemos garantizarles bastantes centenares de muertos".

El esquema norteamericano falla

Como principal causa que obstaculizaría la intervención norteamericana en El Salvador, Samalloa considera la necesidad de dejar tras la eventual irrupción norteamericana un ejército nacional que les garantice la salida, "pero ahí es donde el esquema falla", asegura. El Ejército salvadoreño no puede garantizarles nada, y ellos, los propios consejeros norteamericanos, lo saben.En cuanto a la contradicción que plantearía la posibilidad de que un avance notable de la guerrilla en los frentes militares acelerara la eventual intervención norteamericana, Salvador Samayoa se muestra explícito: "Nosotros, aunque lo quisiéramos, no podríamos detener nuestra ofensiva militar ni su ritmo actual, porque en estos momentos el Ejército salvadoreño necesita tiempo, oxígeno, capacidad para recomponer sus fuerzas. Si paramos ahora no bloqueamos la guerra, sino que retrocedemos, de tal modo que en este tiempo tendría espacio para cambiar su ejército de grandes a pequeñas unidades operativas y podría entrenar unos catorce batallones de unos 350 soldados cada batallón".

Samayoa destaca la disposición, del FMLN para negociar, pero destaca que "un eventual cese el fuego no sobrevendría antes de la aceptación de negociar, sino después, como baza negociadora. Debe estar dentro del calendario negociador, como condición".

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