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La negativa del régimen de Teherán a aceptar una reducción puede originar la guerra de precios del petróleo

Soledad Gallego-Díaz

La negativa de Irán a aceptar una reducción del precio del petróleo puede dar al traste con todas las esperanzas, de Arabia Saudí y de otros países del golfo Pérsico, de evitar una guerra de precios que desequilibre su economía. La reunión de los ministros del petróleo de los trece países miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), que se tenía que haber iniciado ayer en Londres, fue suspendida hasta hoy en un intento por ganar tiempo y presionar al régimen de Teherán, cuyo ministro del Petróleo, Mohamned Gharazi, declaró que su país "nunca" aceptará una rebaja del precio del crudo. "Continuamos intercambiando ideas y celebrando consultas", confirmó el ministro de Indonesia, Subroto.La reunión informal de la OPEP en Londres fue convocada el pasado fin de semana por ocho de los trece países miembros de la organización. Los ocho (Arabia Saudí, Kuwait, Indonesia, Emiratos Arabes Unidos, Argelia, Libia, Nigeria y Venezuela) participaron en una ronda de conversaciones de 48 horas de duración en la capital británica y anunciaron que habían establecido las bases para un acuerdo. Los otros cinco ministros (de Irán, Irak, Qatar, Ecuador y Gabón) fueron invitados a acudir ayer lunes a Londres y sumarse a las negociaciones.

Según uno de los miembros de la delegación venezolana, los ministros de los Emiratos, Indonesia y Libia prepararon durante el fin de semana el documento que sería sometido a la cumbre.

La presencia del ministro libio, y el anuncio de que su colega iraní acudiría a Londres, fueron interpretados como buena señal. Ambos países fueron los responsables del fracaso de la anterior reunión oficial de la OPEP, fracaso que provocó una reducción de tres dólares en el precio del petróleo del mar del Norte y de 5,5 dólares en el de Nigeria.

Todas las expectativas favorables sufrieron un duro golpe ante las primeras declaraciones del ministro iraní, Mohammed Gharazi, a su llegada al lujoso hotel en el que se celebra el encuentro: "Nunca, nunca, nunca. No aceptaremos una reducción del precio aprobado en mayo de 1982" (34 dólares por barril). "He venido a Londres", añadió, "para defender el precio actual". Gharazi se entrevistó a primera hora de la tarde, de forma bilateral, con sus colegas de Venezuela y de los Emiratos y, tras estas entrevistas, se decidió suspender por veinticuatro horas la reunión plenaria. El ministro venezolano, Humberto Calderón, que ha desarrollado en los últimos cuatro días una intensa actividad diplomática ante el Reino Unido y México, dos países productores que no son miembros de la OPEP, no quiso, sin embargo, mostrarse pesimista: "Hemos trabajado muy duro para encontrar un posible acuerdo. Es muy importante para nosotros, pero la defensa de la estabilidad del mercado no es sólo responsabilidad de la OPEP, sino de todos los países exportadores de petróleo", explicó.

Según fuentes oficiosas sin confirmar, el plan elaborado bajo la presión de Arabia Saudí supondría una reducción de cinco dólares por barril en el precio del crudo ligero arábigo, que se utiliza como referencia para los otros tipos de petróleo.

Es decir, el barril pasaría a costar oficialmente 29 dólares, frente a los 34 actuales. (La cotización en el mercado libre de Rotterdam se situó en los últimos días entre 26 y 27 dólares).

Facilidades de pago

Uno de los principales puntos de enfrentamiento con Irán, aparte del precio, sería el nivel de producción y la cuota que recibiría cada país miembro de la OPEP. Según acuerdos anteriores, Teherán está autorizado a extraer sólo 1,2 millones de barriles diarios, pero a consecuencia de la guerra con Irak el régimen de Jomeini viene haciendo caso omiso de esta regla y extrae más de tres millones de barriles por día. Sus ventas se han situado en los últimos meses en 2,6 millones de barriles, gracias, además, a las grandes facilidades de pago y a los descuentos que ofrece.Portavoces del ministro saudí, jeque Yamani, ha repetido en varias ocasiones que, si no se llega a un acuerdo en el seno de la OPEP, reducirán el precio de su crudo en siete dólares por barril, amenaza de guerra que, teóricamente, debería hacer recapacitar a sus colegas y a otros países productores, como el Reino Unido.

Por su parte, el ministro argelino de Energía, Belkacem Nabi, ha destacado únicamente que una baja de los precios no resolvería el problema de la demanda, que ha descendido, para el petróleo producido por los miembros de la OPEP, a alrededor de trece millones de barriles diarios frente al récord de 31 millones en 1977. "Si aceptamos hacer un sacrificio", declaró un representante argelino, "no será más que para preservar la unidad de una organización a la cual nos sentimos muy ligados. Pero el papel de la OPEP no es bajar los precios y no lo ha sido nunca".

El enfrentamiento abierto entre Arabia Saudí y los países del Golfo, por un lado, e Irán apoyado por algunos países progresistas de la OPEP, como Argelia, podría desembocar una vez más en un fracaso de la organización, en opinión de varios participantes en la reunión de Londres.

El Gobierno conservador de Margaret Thatcher, paralelamente, estima que sacará más beneficios dejando que el mercado del petróleo se regule libremente. El grupo de economistas de la Universidad de Cambridge, de gran prestigio en el Reino Unido, publicó ayer, sin embargo, un análisis según el cual las consecuencias a corto plazo de un colapso de los precios del petróleo podrían provocar una crisis similar a la de 1970.

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