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Cohn Bendit critica los movimientos marginales desarraigados

Daniel Cohn Bendit, conocido desde el mayo francés de 1968 como Dani el Rojo, el filósofo Fernando Savater, el traductor y amigo de Noam Chomsky, Carlos Pelegrín Otero, el profesor de Historia Josep Termes y el exiliado argentino Eduardo Colombo congregaron ayer a casi un millar de personas que siguieron apasionadamente el debate de casi cuatro horas sobre Nacionalismo, universalismo, anarquismo, dentro de las Jornadas Culturales paralelas al Congreso de la Confederación Nacional del Trabajo, que se celebran en Barcelona. Una de las partes más controvertidas del discurso de Dani el Rojo fue su condena de los movimientos marginales que adoptan posturas inspiradas en tradiciones ajenas a su propia cultura, en una clara referencia al movimiento de los indios metropolitanos, que tuvo un cierto auge a finales de los años setenta."Aquello", afirmó Cohn Bendit, "fue un doble error", pasando a continuación a defender el derecho de las gentes a tener autonomía total, pero especificando que se refería a "quienes viven allí, no a los pueblos que son originarios, porque la dinámica capitalista ha internacionalizado todas las zonas y en la Lorena francesa viven muchos árabes que también tienen derecho a decidir lo que debe hacerse en la Lorena".

Cohn Bendit estuvo mucho más moderado que en la última ocasión que visitó Barcelona. Habló de la necesidad de asumir la existencia de los nacionalismos como un hecho inevitable, e invitó a los presentes a comprender el papel antimperialista que juegan en un mundo dividido en bloques. "Si no hubiera un imperialismo soviético", dijo, "el nacionalismo polaco sería diferente, pero mientras haya una política de bloques imperialistas, habrá nacionalismos".

Dani el Rojo fue el último de los ponentes en tomar la palabra. En primer lugar habló Pelegrín Otero, quien justificó la ausencia del lingüista, por la lucha que éste lleva a cabo en los Estados Unidos contra la política exterior de este país, y leyó unos textos seleccionados para el caso. Explicó que el primer artículo escrito. por Chomsky, "cuando tenía sólo diez años, trataba de la caída de Barcelona, de ahí que esta ciudad haya sido una referencia mítica para Chomsky".

Los textos de Chomsky analizaban el caso de Israel, "un caso límite, experiencia de laboratorio" y el peligro que el sionismo representa para la paz en la zona y en el planeta. Fernando Savater, que intervino a continuación, definió el nacionalismo como "el otro" y criticó las descalificaciones de los juicios sobre culturas alejadas con la excusa de que "no entiendes, porque cuando se dice no entiendes se quiere decir no me das la razón". En su opinión, la reivindicación de los derechos humanos de finales del siglo XVIII tiene hoy un carácter subversivo.

Termes trató sobre la equivocidad de los tres términos que daban nombre al debate, para centrarse luego en lo específico del anarquismo. "Creo que es una doctrina no cerrada, a diferencia del marxismo, heredera de la Ilustración, del radicalismo del siglo XIX y del positivismo y el cientifismo". Sus dos características principales son su oposición al Estado y el diseño de una sociedad futura "feliz y arcádica".

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