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El Madrid siempre llevó ventaja ante el Barcelona

Luis Gómez

El Real Madrid lleva seis tantos de ventaja al Barcelona. Salvo los fracasos que ambos equipos puedan tener ante terceros, es este el dato que perdurará hasta el encuentro que se dispute en el Palau Blau Grana. Para la historia de esta primera vuelta sí quedará la lección anunciada por Delibasic, de nuevo hombre clave; un cierto fracaso defensivo de los hombres de Serra y una tensión alimentada con brotes de violencia en los dos últimos minutos del encuentro. El Real Madrid venció por 91-85 al Barcelona en un partido interesante, pero técnicamente discreto. El Real Madrid fue un conjunto que contó siempre con la providencia de un hombre clave, cargo honorífico en el que se turnaron Delibasic, la mayor parte del partido, Fernando Martín y Brabender, éste en los dos últimos minutos. El Barcelona tuvo una actuación individual discreta, y sólo Sibilio conservó una brillantez que le permitió ser el mayor anotador del encuentro.Lolo Sáinz arriesgó de salida con Llorente. Puesto que ambos entrenadores perseveraron durante toda la semana en perfeccionar sus sistemas defensivos de cara al encuentro, el técnico madridista sólo apuntó una solución ofensiva en la presencia del base Llorente, buscando una arrolladora salida, lo que le salió bien. en los tres primeros minutos, cuando el marcador señaló un 6-0 favorable al equipo local.

Fue entonces cuando también empezó a quedar claro que el yugoslavo Delibasic pensaba jugar este partido. Sus cuatro primeros lanzamientos al aro anotaron ocho puntos en su equipo, y sus asistencias abrieron con cierta facilidad el camino a sus compañeros. Serra intentó recomponer, sobre todo, los nervios de sus jugadores y aunque salió con Solozábal dio entrada a Costa El envite en los rebotes fue igualado, con cierta ventaja inicial para el Barcelona y el marcador comenzó a estabilizarse en los cuatro puntos de ventaja para el Real Madrid.

En la fase más brillante de los primeros diez minutos, con Delibasic lanzado, el público comenzó a dedicarle unos olés al yugoslavo, que éste intentó agradecer con un par de detalles toreros, como un lanzamiento a la canasta en posición casi de rodillas y un pase magitral a Iturriaga, que descolocó todo el sistema defensivo azulgrana.

Serra buscó la veteranía de Santillana para aplacar la no muy buena sincronización del juego de conjunto azulgrana y ello, unido a un pequeño bache en el juego del yugoslavo, permitió al Barcelona acercarse en el marcador y mantener una pequeña, pero tranquilizadora desventaja, de cara al segundo tiempo.

Los veinte minutos de la segunda parte no depararon el espectáculo que se esperaba. La estrategia de ambos equipos se mantuvo inflexible y ninguno de los dos técnicos se atrevió a arriesgar. Sólo Serra dejó que Delibasic campara en algunos instantes por sus respetos, pero en el lado contrario, Sibilio dañaba con regularidad el aro madridista. Las diferencias en el marcador era monótonas, siempre cuatro puntos para el equipo local, aun cuando la iniciativa en el juego estaba del lado madridista. La labor individual de algunos de sus jugadores permitió al equipo blanco contar siempre con un hombre clave en toda la segunda parte. Primero fue Delibasic; en sus momentos más bajos le sustituyó la garra bajo los aros de Fernando Martín y, en los últimos minutos, la veteranía de Brabender quien se hartó de lanzar personales, cuatro tandas de lanzamientos en los últimos instantes. Para el Barcelona no hubo tal providencia, porque ninguno de sus jugadores acertó a sobresalir sobre los demás. En unos minutos dio la impresión de que la regularidad de Sibilio encontró eco en Starks, quien entró en gracia y comenzó a marcar con facilidad. En este momento, mediada la segunda parte, gozó el Barcelona de una imagen amenazadora. Sin embargo, Starks bajó y el equipo no acertó a superar la desventaja constante en el marcador.

El espectáculo comenzó en el último minuto y medio, con un marcador claro favorable al Real Madrid y un Barcelona con el ánimo decaído. De pronto, surgió cierta tensión en el banquillo, protestas, manotazos y choques entre los jugadores.

El punto álgido estuvo en el puñetazo que Corbalán le propinó a Flores. De la Cruz, unos segundos antes, había provocado al público al acudir al banquillo. Al final, Fernando Martín y Starks quisieron hacer guantes y fueron difícilmente sujetados. Sólo Delibasic intentó un par de jugadas artísticas. También ahí supo estar por encima de los demás.

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