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Los militares chilenos pierden apoyos políticos internos

El régimen militar instaurado en Chile con el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 inició su décimo año con un paro real del 30%, una deuda externa sextuplicada de 20.000 millones de dólares y una creciente oposición que abarca incluso a sectores derechistas que lo auspiciaron. El sistema productivo y bancario se traumatizó a raíz de la crisis precipitada por la devaluación del peso frente al dólar, el pasado mes de junio. El propio Gobierno del general Augusto Pinochet Ugarte -que en el plebiscito de septiembre de 1980 proclamó su poder ejecutivo personal hasta 1989, prorrogable hasta 1997- admitió recientemente una deserción escolar primaria del 75%, del 92% en el ciclo medio y del 98% en el nivel universitario.

El modelo establecido por Pinochet refleja sus grietas -según fuentes solventes- incluso en su propio entorno. Una tercera parte del generalato deja entrever su descontento con la actual situación económica y por el destino de algunos generales muertos en accidentes o alejados de sus funciones. Una causa que cataliza tal malhumor -según uno de los generales- "es que (Pinochet) nunca le rinde cuentas a nadie". Los jefes militares críticos acusan al jefe de Estado de nepotismo y afirman haber "descubierto hace muy poco que se está construyendo en la zona de Lo Curro un palacio-bunker de veinte millones de dólares, que consta de tres torres, dos helipuertos y un cine, cuya edificación quedó en suspenso después del crack financiero de junio.Si hasta la primera gran crisis económica del régimen (1975-1976) el modelo teorizado por Milton Friedman creara ya un 20% de cesantía en. el sector industrial, la quiebra se extendió en 1982 al sistema financiero, el comercio y la agricultura, según el dirigente empresarial del agro Carlos Podlech.

El desempleo, según la estadística oficial, se situó en el 21%, pero equipos de economistas, tanto de la democracia cristiana (PDC) como de la izquierda, evalúan un paro real que va desde el 28% hasta el 34%, según distintas fuentes. A los 1.100.000 exiliados desde 1973 se sumaron, sólo en julio y agosto últimos, otros 300.000, según fuentes oficiales. El régimen castrense, responsabilizado de 30.000 muertos, 2.500 desaparecidos y millares de prisioneros, mantiene el estado de emergencia (sitio), que se renueva cada semestre, y el toque de queda para vehículos civiles desde las dos hasta las seis de la mañana.

Las denuncias de torturas, desapariciones y crímenes políticos no cesan, mientras se multiplican las penas de relegación (confinamiento en lugares inhóspitos) y extrañamiento (expulsión del país). Al dirigente democristiano Jaime Castillo Velasco, presidente de la Comisión de Derechos Humanos, se le niega sistemáticamente su solicitud de regreso al solar patrio. Antes de su triunfo electoral del 4 de septiembre de 1970, el médico y experto en salud pública Salvador Allende Gossens confiaba en Chile a este observador: "¿Sabe?, el pueblo chileno necesita el poder no sólo para ser libre políticamente, sino para descubrir las proteínas: carne, leche, huevos". Durante su Gobierno, las madres y niños hasta quince años recibieron un litro diario gratuito de leche. Tres años después, en el palacio de la Moneda, asediado por la aviación y los tanques del Ejército, el casco sobre las gafas y la metralleta en ristre, caía acribillado, después de luchar hasta el último segundo. Junto a él, entre otros cadáveres de resistentes, estaba el de su amigo el periodista Augusto Olivares.

Poco antes, el comandante del Ejército, general Carlos Prats González, le revelaba: "Ten cuidado, Salvador; he descubierto que Pinochet es chueco (falso)". Prats, junto a su esposa, sería dinamitado y rematado a balazos en Buenos Aires en septiembre de 1974, en el marco de la Operación Cóndor; alianza de los servicios represivos de seis países del Cono Sur, que incluía a Brasil. En septiembre de 1976, el ex ministro de Exteriores, Orlando Letelier, volaba despedazado en Washington, al igual que su secretaria, por un explosivo colocado en su automóvil.

Un estudio de un centenar de folios de economistas del PDC califica la situación como de "retiro de la confianza pública en la palabra del gobernante" (Pinochet). "Es Chile el que tiene apuro" por salir de tal situación, afirmó el nuevo presidente del PDC, Gabriel Valdés Subercaseaux , electo por consenso de las diversas corrientes.

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Andrés Pascal Allende, secretario general del MIR y sobrino del presidente asesinado, acudió a la capital francesa desde su clandestinidad en Chile. Después de entrevistarse con el presidente François Mitterrand, declaró que el MIR disponía en el país de 3.000 militantes armados "a tiempo completo". El primer secretario del Partido Radical, Anselmo Sule, vicepresidente de la Internacional Socialista, afirmó que una acción coincidente de la democracia cristiana y la izquierda tiene "perspectivas alentadoras en las bases", pero que no es "imprescindible un acuerdo público con timbres y campanillas, sino una acción común".

El gran adhesivo social fue el anuncio oficial, el 14 de junio, de la devaluación del peso en un 18% frente al dólar, más un progresivo 0,8% mensual, que desencadenó el shock de la economía y colmó cárceles y tribunales de ejecutivos empresarios por el impago de cinco millones de documentos. La quiebra se había iniciado en noviembre en ocho bancos y compañías financieras, uno de cuyos principales deudores, Augusto Pinochet. Hiriart, hijo del general, se encuentra en Miami.

Descomposición toltal

Sectores que propulsaron el golpe de Estado de 1973 hacían público un rechazo al régimen castrense. León Vilarín, dirigente de los propietarios de camiones -pieza clave en la campaña de desestabilización pregolpista contra Allende- afirmó que "puede llegar un día que a la gente le dé lo mismo morir de un balazo que de hambre". Roberto Thiemme, industrial del mueble, que fuera segundo jefe de la organización fascista. Patria y Libertad, dijo: "No se justifica un solo muerto, desaparecido o detenido por una causa que se puso al servicio de los bancos". Raúl Sáez, para quien Pinochet creara en 1973 el Ministerio de Coordinación Económica, sentenció: "Es el fracaso total del Gobierno y su modelo; esto no da para más. Una descomposición en todo sentido".

El 19 de agosto, a las 19,27 horas, un joven, disparó en la histórica plaza de Armas, de Santiago, frente a la catedral, una bengala que iluminó el centro. Era una señal: desde cincuenta esquinas, iglesias y pasajes confluyeron 5.000 hombres y mujeres, que se encolumnaron al grito de ¡Pan, trabajo y libertad! Desde los balcones, damas otrora acomodadas arrojaron a la policía agua hirviendo y proyectiles caseros. Era la Marcha del Hambre.

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