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Hoy se elige la Asamblea autonómica corsa

Los corsos votan hoy por primera vez en su historia para elegir una Asamblea regional que les permitirá autoadministrarse. En un clima de aparente indiferencia, pero en espera de algo, los resultados del escrutinio marcarán el inicio de la descentralización de la Francia jacobina.

La ley proporcional y la presencia de los autonomistas en la batalla, por primera vez también, cambia la fisonomía de una geografía electoral dominada desde siempre por los clanes y el compadreo típico de una sociedad subdesarrollada o abandonada. Si todo se realiza normalmente, el movimiento separatista entraría en un período de grave crisis, hecho que no asegura el retorno de la paz civil a la isla de Belleza."No se fíe usted de la indiferencia de las gentes. En primer lugar, se ha exagerado esta idea, pero, sobre todo, si usted habla con los unos y los otros comprobará que cada cual espera algo, aunque no lo explique claramente. Ocurre que pocos saben lo que es el Estatuto particular, porque no se ha explicado debidamente, pero se presiente una cosa diferente".

En Figarella, un pueblecito del norte de la isla, un vecino, en la tasca del lugar, mientras el grupo que le rodea escucha y asiente, le manifiesta su sentimiento al periodista. Y una señora, entrada en años, sentada delante de su casa, se interroga: "¿Qué es lo que quieren aún esos políticos, si ya hay alcaldes y consejeros generales?".

Toda la Prensa francesa de ayer calibraba en sus primeras páginas y editoriales unos comicios que conllevan "el futuro de Córcega" y que, en otra medida, van a pulsar lo que puede dar de, sí la "ley Defferre", que quiere acabar con el centralismo. Una mayoría de la oposición conservadora liberal lo ve todo negro, pero, en definitiva, son los mismos que nunca hicieron nada y que llevan un cuarto de siglo hablando de regionalización o de descentralización.

En Córcega están presentes todos los partidos centralistas, al lado de los autonomistas o marginales. En total, para cubrir los 61 escaños de la futura Asamblea, se presentan diecisiete listas que agrupan a los 1.037 candidatos. Estos piden su sufragio a los 205.117 electores (198 electores por postulante). La nueva ley electoral, proporcional, ha provocado el primer cambio. Los cuatro grandes partidos franceses se han visto desbordados por isleños que van por su lado.

La ruptura más dramática ha sido la del partido socialista, que expulsó a los dos representantes históricos a el socialismo isleño, el almirante Sanguinetti (hermano del político gaullista muerto) y Charles Santoni, que se presentan con su lista propia y podrían, en definitiva, favorecer al líder autonomista, Edmond Simeoni. La oposición conservadora liberal es muy probable que consiga el mayor número de escaños, aunque le será difícil alcanzar la mayoría que le permitiría administrar la isla y, en consecuencia, frenar en lo posible el desarrollo del Estatuto particular.

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El fraude electoral

Nadie apuesta por nadie la víspera de la votación. El fraude electoral en Córcega ha sido siempre una especie de verdad divina transmitida de padres a hijos. Lo primero que han hecho los socialistas es purgar las listas electorales, pero moderadamente, para no asustar. Entre los cinco mil y pico electores falsos descubiertos, se han encontrado 250 corsos muertos hace años, o lustros, o decenios.El ministro del Interior, Gastón Deferre, ha enviado de Francia a 110 magistrados para que controlen los colegios electorales de los 360 pueblos, villas y ciudades de la isla; pero ¿serán lo bastante eficaces? El autonomista Simeoni dijo ayer que si el domingo por la noche comprobamos que el fraude es importante, impediremos la celebración del escrutinio por todos los medios, contando con los ilegales, si fuere necesario".

Otra incógnita. La nueva ley electoral y el Estatuto, ¿acabarán con el clanismo? Las elecciones han sido siempre aquí un asunto de familia, o de amigos, o de compinches. En el sur de la isla manda el clan de derechas, cuyo jefe es como un reyezuelo todopoderoso.

En el Norte reina otro ejemplar semejante, que se dice de izquierdas y, de hecho, es radical. Y en torno a esos dioses todo se ordena: se vota por un amigo, por una recomendación, por un familiar, etcétera. Nadie se atreve a pensar que, de la noche a la mañana, todos los corsos hayan asimilado el Estatuto.

La única fuerza que ha invitado a la abstención es la independentista del Frente de Liberación Nacional Corso. ¿Cuántos le seguirán? La abstención es otra interrogante.

Córcega es su paraíso históricamente, y no es posible predecir cuántos electores de esos que hacen novillos se han percatado de que este voto es el inicio de otra historia.

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