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Alberto Muñagorri: "Tengo ganas de curarme y estar con amigos"

Hasta ahora y por razones de seguridad en la recuperación del niño no se había permitido la entrada a la habitación número 212 del Hospital de la Cruz Roja, de San Sebastián, a ninguna persona ajena a la familia. En esa habitación se recupera de sus heridas, rodeado de juguetes que le llegan todos los días, el niño Alberto Muñagorri, herido hace tres semanas por la explosión de una bomba colocada junto a las oficinas de la empresa Iberduero en la localidad guipuzcoana de Rentería.

Esta entrevista ha sido posible gracias a la dirección de la Cruz Roja, a los padres y sobre todo al propio Alberto Muñagorri, quien me permitió charlar con él en su habitación, rodeado de sus familiares y de la atención de los médicos. En su cuarto del hospital de la Cruz Roja de San Sebastián, este niño de diez años se recupera poco a poco de las graves heridas sufridas.-Yo también quiero darte las gracias por haber venido y por ofrecerme la oportunidad de saludar a todos los niños españoles que han preguntado por mí, y con los cuales no he podido hablar. Quiero decir también a todos los niños de Rentería que tengo muchas ganas de curarme y de estar de nuevo muy pronto jugando con ellos, y volver al colegio a estudiar.

La voz de Alberto suena débil, está cansado y la verdad es que no parece tener muchas ganas de hablar; por eso sus respuestas son cortas.

"Por las noches no lo paso muy bien, ya que no consigo dormir mucho rato. Por eso durante el día casi siempre tengo sueño", dice al comienzo del diálogo.

La charla discurre sobre los temas que preocupan a un niño de su edad. No parece aconsejable en estos momentos, pare evitar malos recuerdos, hacer ninguna pregunta relacionada con el momento de la explosión de la bomba.

"Soy un estudiante regular, aunque no he suspendido este curso ninguna asignatura. La que menos me gusta estudiar son las matemáticas. Me gustaría que todos los niños que han aprobado este curso se diviertan mucho este verano y los que tengan algún suspenso que estudien y lo recuperen en septiembre", dice Alberto Muñagorri cuando se le pregunta por el colegio. Tiene la habitación prácticamente llena de juguetes. Recuerda los nombres de quienes se los han enviado. "La bicicleta me la han traído los señores de Iberduero. El futbolín, el alcalde. El coche amarillo y el radiocasete el presidente Carlos Garaikoetxea y el escalextric, la selección española de fútbol". A pesar de sus heridas, Alberto ha seguido el desarrollo del último Mundial de fútbol. "Por cierto que fue una pena que nuestra selección haya jugado sólo regular en este campeonato. A mí los que más me gustaron fueron los italianos y los brasileños".

Alberto Muñagorri habla después de sus preferencias musicales. "Mis favoritos son el grupo Parchís". Se va cansando a medida que se desarrolla la entrevista. Preguntado sobre si notaba alguna mejoría a medida que pasaban los días, responde: "Sí, poco a poco, cada día estoy más animado, gracias a las atenciones de los médicos y a las enfermeras". Alberto concluye la charla con una recuerdo para sus amigos "Mikel, Miguel, Imanol, Gorka Iñigo y los del colegio Jaime, Javier y todos los de mi clase".

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