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Se confirmaron los negros presagios

Las bolsas españolas han protagonizado ayer una de las peores reuniones de los últimos tiempos, con gran abundancia de órdenes vendedoras que desbordaban por completo las posibilidades de los abatidos compradores, quienes en ningún momento estuvieron dispuestos a arriesgar demasiado en una situación donde de antemano tenían todas las de perder.La realidad es que una apertura semanal muy débil era esperada por prácticamente todos los especialistas. Las condiciones del entorno financiero, apuntadas ya en los últimos días de la pasada semana, y el propio acontecer político del país no daban para mucho más. Sin embargo, los gestos de sorpresa y las expresiones de incredulidad forman parte de la peculiar liturgia bursátil, y como tales se producían, aunque entre los especialistas se observaba una escasa convicción en estas demostraciones.

Por sectores, los llamados punteros de mercado, esto es, los bancos y las eléctricas, fueron los más castigados por las desatadas furias vendedoras. En el caso concreto de los primeros, tres entidades dentro de las integradas entre los siete grandes no marcaban cambio en la Bolsa de Madrid ante la enorme desproporción entre las órdenes de compra y las de venta en favor de estas últimas. Estos eran los casos del Central, que presentaba un saldo vendedor de 64.470 títulos; del Banesto, que contaba con 205.905 acciones de diferencia vendedora, y el Santander, donde 155.495 títulos eran la representación del exceso de oferta. Este panorama del mercado madrileño resulta extensible a las otras tres bolsas, que ya han perdido la par, con excepción de Bilbao, en sus índices generales, y donde para las sesiones de hoy se tienen muy pocas esperanzas de reanimación.

En los corros eléctricos, dentro de una menor actividad contractual, se observaban asimismo descensos de cierta consideración, que llevaron incluso a los valores considerados como intocables, por no haber realizado aún los pagos de sus dividendos complementarios, a situarse por debajo del 60%. Aquí cabría resaltar la aparición de algunos tanteos compradores una vez concluidos los períodos hábiles para la negociación de títulos cuya importancia resultaba difícilmente cuantificable, y en cualquier caso no suponía una garantía para lo que puede ocurrir esta mañana, sobre todo si el más directo competidor de estos valores, los activos del mercado interbancario, continúan con su progresión alcista.

Del resto del mercado, lo mejor que se puede hacer es ni hablar. Las pérdidas se extendían a la práctica totalidad de los valores que se negociaban, e incluso bastantes de las grandes compañías se veían obligadas a marcar posiciones de papel sin operaciones. Incluso la providencial Telefónica con sus acciones y que daba al cierre ofertada.

En definitiva, que, por si fueran poco las conclusiones de los mercados monetarios, la creciente farándula política, con vertiginosos cambios de rumbo, declaraciones altisonantes y sobre todo unas preocupantes faltas de criterio y madurez política -al menos así eran calificadas en medios bursátiles- han venido a contribuir al deterioro del ya de por sí poco brillante futuro del mercado de acciones.

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