_
_
_
_
_

Un bosque de pinos entre el Mediterráneo y la Albufera acogerá a la selección durante 39 días

Tras su estancia pirenaíca en la estación invernal de La Molina, los veintidós hombres seleccionados por José Emilio Santamaría se aprestan a iniciar la última fase de su preparación para el Mundial, en su ya conocido cuartel general del parador Luis Vives, de El Saler, situado en plena Dehesa, enmarcado por una de las playas nudistas del litoral mediterráneo y el lago de la Albufera. El personal del centro hotelero -buena parte femenino- y todas sus instalaciones se convertirán, desde hoy martes por la noche, hasta el día 25 de junio próximo, en la capilla del equipo español durante su primera singladura por el campeonato.

Más información
Nueva Zelanda no boicoteará el Mundial

Un menú compuesto de ensalada, guisantes con jamón, lenguado a la romana, frutas y tres cuartos de vino para cada cuatro comensales espera esta noche a los jugadores ele la selección española que llegarán al Parador Nacional de Turisrno Luis Vives a la hora justa para raeterse en el comedor y emprenderla con la cena. Antes, si se dan un rápido garbeo por las habitaciones, encontrarán los impecables uniformes nuevos de calle, que una importante cadena nacional de grandes almacenes ha confecciotado especialmente para ellos. Los trajes, todavía por desenfundar, y el pequeño televisor instalado frente a las camas, son las dos únicas novedades que esperan a los ya habituales huéspedes, con respecto a sus estancias anteriores. El parador no ha tenido que realizar grandes obras para recibir a la selección durante los 39 días que permanecerá en esta instalación hotelera inaugurada en 1965 y perteneciente a la red de paradores del Estado. De aquella primitiva edificación apenas si quedan los cimientos. En 1980, tras varios meses de obras, el parador reabrió sus puertas sustancialmente modicado, con todos sus servicios ampliados y modernizados, acorde con su clasificación de "cuatro estrellas".Junto a una playa nudista

Sin duda, lo primero que llamará la atención de los jugadores en esta ocasión será la valla metálica construida para cerrar los terrenos del parador, una amplia pinada que cobija bajo sus árboles uno de los mejores campos de golf del mundo. Desde las habitaciones recayentes a la fachada posterior se contempla la playa, una de las preferidas por los nudistas valencianos, lo que ha obligado a la Guardía Civil a montar especiales medidas de vigilancia. La escasa franja vegetal que separa las arenas del edificio acoge la piscina, las pistas de tenis y, desde hace unos días, un flamante campo de fútbol con su cuidadísimo césped y de dimensiones similares a las del terreno de juego del estadio Luis Casanova. En el acceso a la carretera recién reasfaltada que conduce al edificio hotelero se ha construido un pequeño búriquer acorazado con mirillas de cristal antibalas en cada una de sus paredes. Allí estará instalado el primer control al que las Fuerzas de Seguridad del Estado someterán a cuantos visitantes, periodistas, empleados del hotel y proveedores quieran acceder al mismo. De estos últimos, la policía tiene ya en su poder una detallada lista con nombres de firmas comerciales, vehículos y personal.

La plantilla habitual del parador, compuesta por 52 personas, será suficiente para atender el servicio que requieran los jugadores y toda la cohorte que viaja tras ellos: técnicos, médicos, masajistas, utilleros, directivos, policías. Las 58 habitaciones distribuidas en tres plantas han sido alquiladas en su totalidad, desde el 18 de mayo al 25 de junio por la Federación Española de Fútbol. El lunes 17, el parador quedará ya libres de huéspedes para ultimar los detalles finales: habitar una sala de masajes, otras de rehabilitación, un despacho para Santamaría, otro para Porta, instalar la pantalla gigante de vídeo y acicalar las barajas, dominós, mesas de pimpón y de bi llar y colocar las flamantes máqui nas electrónicas de marcianitos para que los fútbolistas puedan seguir disputando en sus horas de ocio los torneos sociales que iniciaron en La Molina.

Un hotel con experiencia deportiva

Si a los jugadores apenas puede extrañarles su cuartel general mundialista en Valencia porque ya lo conocen de sobra, los empleados del parador se adaptan también perfectamente al régimen especial que coniporta una concentración deportiva. El administrador del centro, Antonio Pastrana, 44 años, y,desde los 20 metido en la red hotelera estatal, hizo sus pinitos como jugador, "pero era muy malo y llegué sólo hasta la tercera división con el equipo de mi pueblo, Manzanares". Este manchego cordial, afable y pendiente siempre del más mínimo detalle que pueda requerir el seleccionador -"Santamaría es muy diferente a Kubala, pero, contra lo que pueda parecer a primera vista, es un apersona afable y nada quisquillosa"- ha tenido como huésped cuando estuvo rigiendo el parador de Pajares, al mismísimo Franco durante sus raids pesqueros por Asturias. Por el Luis Vives han desfilado equipos de fútbol como el Valencia, el Levante, Las Palmas o la Real Sociedad, lo que ha permitido al personal adquirir experiencia en este tipo de concentraciones que no plantean problemas mayores.

Hervido y naranjas para Porta

A las 4.500 pesetas que a la Federación Española le costará diariamente cada habitación, hay que unir los precios del menú, variables y especialmente concertados con la Secretaría de Estado para el Turismo. Una comida sana, abundante, basada en las carnes, los pescados, las verduras y las frutas, rica en proteínas e hidratos de carbono, escasa en alcohol y especialmente frugal en el caso del presidente Pablo Porta, quien, al menos durante sus estancias en este parador, acostumbra a cenar el clásico hervido valenciano de patatas y judías verdes, una naranja troceada y agua mineral para regar tan espartanos manjares. Los jugadores apenas si pueden probar una de las especialidades culinarias del centro. Su amplia variedad de arroces valencianos. Sin embargo, suelen hacer estragos en la repostería que despierta muy especialmente la gula de Quíni.

A la economía del parador, según su administrador, no le hace falta alguna esta estancia de la selección, pese a la fama de deficitarios de que gozan estos centros. "Nosotros el año pasado tuvimos un superávit de doce millones de pesetas", afirma orgulloso. "Con la selección no perderemos dinero, pero tampoco haremos ningún negocio, sólo publicitariamente vamos a ganar mucho porque durante estos días estarernos en candelero".

Todo está, pues, prácticamente a punto. Por esta, vez parece que nada se ha dejado a la improvisación y desde hace días la Federación ha remitido ya la lista de jugadores emparejados por habitaciones. Incluso se ha facilitado a los camareros la distribución de los seleccionados en cada mesa de a cuatro y el lugar que ocupará cada dirigente y cada técnico en otra mayor para once comensales que presidirá los ágapes. A este respecto no hay novedades y se mantendrán los puestos asignados en La Molina: los jugadores comparten habitación con sus compañeros de club y se entremezclan en las mesas.

Santarnaría va a disponer de todo lo necesario para que sus hombres, a excepción de los dos primeros fines de semana libres que disfrutarán, no precisen salir para nada de los cinco kilómetros cuadrados del complejo hotelero. De momento, sólo está previsto que se trasladen por la mañana a Valencia para iniplorar la ayuda de la Virgen de los Desamparados, la geperudeta, patrona de la ciudad, y asistir a la recepción oficial del Ayuntamiento valenciano. El resto, pat y aislamiento, que sólo se romperá con la presencia de los periodistas y las llamadas telefónicas.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_