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Entrega de las 'manos de bronce' a los ganadores del Premio Pablo Iglesias 1981

"Las "manos de bronce" que el escultor Jose Noja diseñó para los premios Pablo Iglesias, que ayer entregó la Agrupación Socialista de Chamartín, simbolizan, de acuerdo con esta entidad, la expresión de solidaridad y autenticidad que estos galardones quieren resaltar. El premio especial del jurado sintetiza esa intención de los premios Pablo Iglesias. Fue entregado por el alcalde de Madrid, Enrique Tierno Galván, a José María Mohedano, presidente de la Asociación pro, Derechos Humanos, entidad que los recibe por su defensa, tanto en España como en el extranjero, de la libertad y de la solidaridad de los pueblos.

La voluntad de profundizar en el campo de la cultura allí donde es escasa queda patente en el premio de artes plásticas recogido por el artista Wolf Vostell, creador del Museo Municipal de Malpartida de Cáceres, que de la nada creó en la mencionada localidad extremeña un museo de arte de vanguardia con el que, según dijo el mismo anoche, trata de contribuir a trabajar por una democracia que "sin cultura, sin arte, no puede sobrevivir". El aire de reivindicación queda simbolizado por el otorgado a Pilar Miró por su película El crimen de Cuenca.Joaquín Sierra, Quino, presidente de la Asociación de los futbolistas españoles, que no asistió a la entrega de los premios, fue galardonado por la lucha que ha mantenido por la independencia y la dignidad del jugador de fútbol. Según el diputado socialista Miguel Angel Martínez, que recogió el premio, Quino ha sabido renunciar a la jaula de oro del futbolista para 'luchar contra la corrupción y el caciquismo.

José Luis Abellán recibió el premio para la investigación en ciencias sociales por su tesón investigativo y su inspiración en valores democráticos evidentes en su Historia crítica del pensamiento español. lan Gibson, miembro del jurado, señaló la figura de Abellán como la de un "imponente trabajador que defiende con valentía esta frágil democracia por cuya consolidación todos debemos trabajar en este complicado, difícil y entrañable país". Ni Mario Vargas Llosa, ganador del premio de letras po su novela La guerra del fin del mundo, ni Fernando Remacha, pedagogo de la música y músico de la generación del 27, muchos años exiliado, pudieron acudir a recoger sus "manos de bronce". Sí estuvo, y se llevó el aplauso más cálido de la noche, Manuel Pérez Barriopedro, el fotógrafo que retrató el dramático momento de la toma violenta del Congreso de los Diputados, el 23 de febrero del año pasado, y que por este motivo obtuvo el premio de periodismo. En la misma zona de la información, en el apartado de la radiodifusión, Eduardo Sotillos obtuvo el premio de radio, aunque él atribuyó los méritos que se le otorguen a su brevísimo mandato, a una labor de equipo que quizás fuera merecedora de un premio municipal porque lo único que hizo fue "dejar abierto el semáforo verde de la libertad". Gonzalo Vallejo, encargado de la proramación cinematográfica de Televisión Española, recogió su premio por la elevación de la calidad que ha hecho posible en su trabajo El Teatro de los Buenos Aires, que representa en Madrid El precio, de Arthur Miller, ganó el premio de teatro. Según José Maria Maravall, era un premio por la conciliación de los ideales del arte, la democracia y la cultura, sin cuya conjunción es imposible cambiar la vida.

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