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Endurecimiento israelí para imponer su proyecto de autonomía en Cisjordania

El Gobierno militar israelí disolvió ayer el Ayuntamiento de El-Bireh, ciudad gemela de Ramallah, en la Cisjordania ocupada, ante la negativa de las autoridades municipales a cooperar con la administración civil que el ministro de Defensa, Ariel Sharon, quiere implantar por las buenas o por las malas en los territorios ocupados. Este endurecimiento israelí para imponer su proyecto autonómico en Cisjordania coincide con el fracaso de la visita del ministro de Asuntos Exteriores egipcio a Tel Aviv.

"He sido elegido por la población palestina de mi ciudad, no por el gobernador militar. Sólo el pueblo puede destituirme", declaró Ibrahim Tawil, alcalde de El-Bireh, que escapó milagrosamente del atentado que hirió gravemente hace dos años a los alcaldes de Nablus y Ramallah, Bassam Shakaa y Karim Jalaf, respectivamente.Tawil insiste que su ciudad se encuentra en los territorios ocupados y que, por consiguiente, únicamente el gobernador militar está autorizado, según el derecho internacional, a mezclarse en los asuntos de la municipalidad. "Israel quiere imponernos una administración civil hoy, para hacer lo mismo luego con su régimen de autonomía", afirma por su parte el alcalde de Nablus.

Ayer mismo, las tropas israelíes disolvieron por la fuerza una manifestación de protesta en El-Bireh. En las ciudades de la Cisjordania ocupada ha sido decretada una huelga general de tres días.

Mano dura en el Golán

En el Golán es mantenido en todo su rigor el estado de sitio impuesto a los drusos para castigarles por haber osado desencadenar una huelga de protesta contra la anexión de este territorio ocupado a Siria por Israel. Hasta los rebaños se ven afectados por esta drástica medida y no pueden abandonar las ciudades que han entrado en su 37 día de huelga. "Por qué nuestros corderos han sido condenados a morir de hambre", pregunta un viejo pastor druso a quien los soldados impiden llevar sus ganados a pastar en las colinas cercanas.

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No hay nada que hacer por más que protesten los diputados de la oposición laborista, que incluso ha llegado a denunciar la declaración del estado de sitio por no haber sido discutida por el Gobierno, ni debatida en el Parlamento. El ministro de Defensa sigue imponiendo su ley en el Golán como si fuese todavía un territorio ocupado, cuando formalmente esta meseta ha pasado a formar parte del Estado de Israel.

"¿Están sufriendo los drusos? Ellos así lo han querido, nadie les pidió que fuesen a la huelga", declara el viceprimer ministro Simha Erlich, liberal, que acaba de hacer una visita de inspección en el Golán. "¿Desde cuándo está prohibida la huelga en Israel?", se pregunta un druso israelí de 36 años que ha estado enrolado en el Ejército durante largos años y que ahora trabaja como taxista. "Tenemos dos pesos y dos medidas, libertad de huelga para los israelíes, pero no para los drusos", añade.

Tensión con Egipto

En el plano político, las relaciones con Egipto atraviesan una fase de tensión inédita en los últimos tiempos. A pesar de las sonrisas de rigor ante las cámaras de televisión, las conversaciones entre el ministro de Defensa israelí y el ministro de Asuntos Exteriores egipcio, Kamal Hassan Alí, que concluyeron el jueves, fueron un fracaso. El desacuerdo entre los dos países sigue siendo total sobre la delimitación de quince puntos de la frontera que les separará a partir del 26 de abril próximo, cuando se complete la retirada total de Israel en el Sinaí.

El principal punto conflictivo se encuentra a la salida de Eilath, donde una colonia de vacaciones israelí avanza seiscientos metros en territorio egipcio.

"Por qué conceden los egipcios tanta importancia a un grano de arena que no representa ni una milésima parte del Sinaí", se preguntan los israelíes.. Los egipcios contestan que lo que tiene importancia no son los metros de terreno, sino que se trata de una cuestión de principio. Aceptar que la frontera pase al Este de esa colonia de vacaciones sería tanto como aceptar el hecho consumado de la colonización judía en el Sinaí.

Un gesto calculado

"Si no hay acuerdo sobre todos los problemas fronterizos antes del 26 de abril, no habrá retirada israelí del último tercio de la península que ocupan", ha amenazado Sharon. "Atención al efecto boomerang", le replicó el ministro del Exterior egipcio.

Un comentarista político de la radio israelí se pregunta si el ministro de Defensa israelí no "ha subido demasiado alto a un árbol y que ahora le resulta muy difícil descender sin perder la cara.

Mientras tanto, en El Cairo empiezan a preguntarse si la cólera de Sharon no es un gesto calculado para encontrar un pretexto que le permita impedir la retirada de las fuerzas israelíes del Sinaí.

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