_
_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Los «buenos valencianos»

En la polémica que se ha desatado en Valencia, a propósito de algunos contenidos del proyecto de Estatuto de Autonomía, Josep Guía, miembro del comité ejecutivo del Partit Socialista d'Alliberament Nacional (PSAN), de tendencia catalanista, replica a Manuel Broseta (UCD), que expuso en este mismo espacio, hace unos días, su crítica a los partidarios de considerar a Valencia entre los países catalanes, y especialmente al grupo político PSAN.

Realmente es sorprendente el atrevimiento de Manuel Broseta al erigirse en adalid del "Reyno de Valencia" (así, con "y", queda más añejo), tal como lo hace en su artículo publicado en EL PAIS del 14 de marzo. Aunque, bien pensado, quizá no haya motivo para tal sorpresa, dado que los flotadores políticos, aprendices de Rasputín hispano (perdón: español), están curados de espantos y contradicciones y, con toda probabilidad, no les debe de causar rubor alguno el que se les recuerden otras voces y otros ecos, por ellos pronunciadas, que se dan de tortas con las que ahora articulan. Al contrario más bien parece: que Madrid -a diferencia de Roma- sí que paga bien estos cambios.Intenta Broseta en su artículo desautorizar las opiniones defendidas por Alfaro, Renau, Andrés Estellés y Climent (EL PAIS, 11 de marzo de 1982), exponiendo a la vergüenza pública el grave pecado de su adhesión al PSAN, con motivo de su primer congreso. Por lo visto, para Broseta, los del PSAN somos, ahora, el "coco" del "caso valenciano". No es que nos importe -épater les bourgeois es un sano y revolucionario ejercicio-, pero lo que si nos importa es dejar cada cosa -persona o partido- en su sitio, si es que sitio tienen los unos (por aquello de la movilidad política) y sitio nos dejan a los otros (por aquello del "coco").

Dice Éroseta en su artículo, refiriéndose a los cuatro artistas citados: "¿Cuáles son las posiciones políticas de los autores del artículo? Las vamos a recordar con hechos concretos por ellos Firmados". Y digo yo en mi articulo: ¿Cuáles son las posiciones políticas de Manuel llroseta? Pues depende de la época. Lo vamos a ver con escritos concretos por él firmados.

1. El 24 de junio de 1975 fueron detenidas diez personas en Alaquás, localidad cercana a Valencia, entre las que nos encontrábamos Francesc Candela, actual teniente de alcalde de Gandía, y yo mismo, ambos dirigentes del PSAN tanto entonces como ahora.

El motivo de la reunión era la constitución del Consell Democrátic del País Valencià, plataforma alternativa a la Junta Democrática del País Valenciano y "escalón previo para la formación, cuando las circunstancias, a su juicio, lo permitieran, de un Gobierno provisional autónomo del País Valenciano", según rezaba justamente la nota policial.

Los "diez de Alaquás" estuvimos detenidos 72 horas, se nos puso en libertad provisional bajo fianza, unos centenares de amigos y compañeros de militancia nos ovacionaron y abrazaron a la puerta de la Audiencia, el fiscal nos pidió tres años a cada uno, y un indulto posterior zanjó la cuestión.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Pues bien, durante las 72 horas de nuestra detención hubo muchas muestras de soliaridad que, en su momento, agradecimos vivamente. Entre ellas, un escreito de 93 rofesores universitarios (ya que cuatro de los detenidos éramos profesores y uno estudiante), en el que se nos calificaba como "personas de reconocido prestigio en el campo científico y cultural, que siempre han dado repetidas muestras de la más profunda, honrada y sincera preocupación por la problemática presente y futura del País Valenciano". Uno de los prieros firmantes era Manuel Broseta.

Pero para que nadie diga, en tono exculpatorio, que ya se sabe cómo iba en aquella época eso de las firmas, añadiremos que el propi Broseta nos dedicó, (en un artículo suyo publicado precisamente en Las Provincias el 29 de junio de 1975) el siguiente párrafo: "Hace escasos días, diez personas del País Valenciano fueron detenidas en una casa de ejercicios espirituales. Los conozco a casi todos". (Por supuesto, a mí me conocía, así como mi condición de dirigente catalanista, independentista y demás -istas que ahora tanto parecen espantarle). "Son, sin duda, de los hombres más sinceramente preocupados por el presente y por el porvenir del País Valenciano. He sentido una profunda solidaridad con ellos; me hubiera gustado haber estado en Valencia para haberles podido recibir a la puerta de la Audiencia. Porque les conozco, afirmo, bajo mi personal responsabilidad, que esas personas detenidas, interrogadas y puestas ante el Tribunal de Orden Público, merecen la admiración y el respeto de todos los valencianos, de los que coinciden y de los que discrepan, de todos".

UCD y la extirpación

2. El 12 de febrero de 1976 se constituyó un comité de enlace entre la Junta y el Consell, formado por Doro Balaguer (entonces del PCE) y Broseta (a la sazón, "demócrata independiente"), por parte de la Junta, y Carles Dolç (MCPV) y yo mismo (PSAN), por el Consell. Ya en la declaración inicial del comité de enlace, el cual tenía "como función primordial sentar las bases políticas comunes en la perspectiva de la unidad de las fuerzas que luchan por la ruptura democrática en el País Valenciano", se denunciaba la "desvirtuación y mixtificación del derecho a la autonomía del pueblo valenciano impulsadas desde el poder, bajo la fórmula de un regionalismo vacío de contenido y que no tiene en cuenta la voluntad popular" (traducido del catalán que hablábamos -incluido Broseta- y escribíamos -no incluido Broseta, que no sabía- en las reuniones y declaraciones). ¡Y ahora Broseta se erige en defensor del regionalismo!

Los trabajos de aquel comité de enlace finalizaron (esta vez sin detenciones) en la constitución de la Taula de Forces Polítiques i Sindicals del País Valencià, en mayo de 1976. En el texto del acuerdo constituyente, en el que, por cierto, a lo largo de sus cuatro folios, aparecía la expresión "País Valenciá" veintisiete veces, y ninguna "Reyno", ni "Regne", ni "Reialme", ni riada que se le parezca, se recogía textualmente la intención de la Taula de "intensificar las relaciones con las representaciones unitaria.,; de Catalunya i les Illes".

Igualmente se podrían citar declaraciones posteriores de la Faula, suscritas por Broseta, del mismo tenor de las ya reseñadas. Pero quizá sea más interesante aportar una en la que la responsabilidad personal no puede escudarse ni intentar diluirse en un colectivo amplio como el de la Taula. Se trata ahora de las respuestas a una en cuesta publicada en La Gazeta Ilustrada del 28 de noviembre de 1976 bajo el título: "Valencia: todos los partidos políticos, a encuesta". Nos pidieron cinco o seis líneas por tema: Estatuto de Autonomía, Generalitat, Países catalanes e Idioma. Broseta dijo (véase la página, 52): "Nosotros no somos contrarios a los países catalanes, pero tampoco somos partidarios ". Realmente, no le ha durado mucho esa pose democrática. Su amigo Abril, que no la ha tenido nunca, ha dicho que el catalanismo es un cáncer que hay que extirpar... ¡Apañados estamos con tan buenos valencianos"!

El PSAN continúa en las mismas que cuando Broseta tenía a gala solidarizarse con nosotros o sentarse o manifestarse a nuestro lado. La teoría ucedera de la "extirpación" se nos traduce en continuadas detenciones, prohibiciones, multas y procesos. Broseta, en el poder, ya no necesita solidarizársenos y, en cambio, considera máximo pecado que otros, lo hagan.

En el fondo se debate el "caso valenciano", que, si por la derecha troglodita fuese, pronto sería el "ocaso valenciano", ya que eso es lo que intentan: realizar el exterminio de una nacionalidad, el genocidio de una cultura, la desaparición de una lengua, de manera que no quede ni vestigio de tales, desde Vinarós hacía abajo. Ese es su proyecto y, dentro de él, las escaramuzas sobre la denominación constituyen sólo un aspecto.

es miembro del Comité Ejecutivo del PSAN.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_