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La jerarquía policial parisiense se rebela contra el ministro del Interior, Gaston Defferre

La jerarquía policial parisiense se rebela contra el ministro del Interior, Gaston Defferre, su jefe constitucional, y provoca la primera crisis seria entre dicho cuerpo y el mitterrandismo. Por otra parte, Defferre niega haber sido presionado para un turbio asunto por Roland Dumas, el que fue abogado del pintor Pablo Picasso y actual diputado socialista.

Ayer, Defferre, con el genio sereno pero intratable que todos le conocen en este país, tuvo que puntualizar: "Aquí no hay más que un amo. Y ese amo soy yo". Esta frase resume el problema de fondo que ha revelado públicamente la primera crisis importante entre la policía y el poder socialista.El jefe de la Policía Criminal de París, Marcel Leclerc, fue objeto de un cambio de destino decidido por Defferre, que le promocionó, pero enviándole a Marsella. Leclere se ha negado por considerar que el ministro, con el traslado, le ha sancionado. Paralelamente, el director de la Policía Judicial (PJ) de París, François le Mouel, por solidaridad con su compañero, dimitió. Y al mismo tiempo, el Sindicato de Comisarios, que agrupa a toda la jerarquía policial parisiense, se ha enfrentado con el ministro. Razones que exponen estos medios: "Se trata de ajustes de cuentas políticos, esto es la caza de brujas con algo de retraso".

Defferre resumió ayer en términos inapelables su análisis y su postura: "La moraleja de este asunto está clara. Los directores, y sobre todo los de la prefectura de policía de París, estaban acostumbrados a decidir ellos mismos sobre la carrera de sus colaboradores. El ministro del Interior daba el visto bueno, sin más. Yo, por mi parte, entiendo que la responsabilidad es del ministro y no de los directores. Y, en consecuencia, es el ministro quien tiene que escoger y decidir". Lo que parece haberse roto es el pacto implícito de no agresión que existía entre la policía y el poder anterior. Cada cual campaba por su lado y en los momentos difíciles cundía una cierta complicidad ideológica y de interees. El llamado asunto De Broglie, en el que la jerarquía policial y el poder se ridiculizaron a fuerza de engaños y de cubrirse "por espíritu de cuerpo", fue un ejemplo que hoy recuerdan quienes intentan precisar los motivos esenciales del conflicto Defferre-jerarquía policial. El ministro del Interior, en otro orden de cosas, se vio obligado ayer a desmentir que Dumas, el célebre abogado y amigo personal de Mitterrand, interviniese ante él para facilitarle la reapertura de su casa de juegos al llamado padrino francés, Marcel Francesci, asesinado misteriosamente hace algunas semanas en París. Su sala, llamada cercle Haussmann, había sido cerrada por Defferre. Según una casete que se le encontró en el bolsillo cuando fue asesinado y que ayer pudo publicar el diario Le Monde (favorable al mitterrandismo), Francesci mantuvo conversaciones frecuentes con otro abogado reputado de este país, Paul Lombard.

Este último le aseguró que su amigo Dumas hablaría con Defferre para apurar la reapertura de su círculo de juegos. Según esas conversaciones, grabadas por Francesci, alcalde gaullista corso, considerado corno uno de los grandes del tráfico de drogas, Dumas pedía de anticipo 900.000 pesetas. Defferre y los dos abogados niegan al unísono, pero es fácil que el asunto evolucione en los días venideros.

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