Argentina seguirá vendiendo cereales a la URSS
El Gobierno argentino, pese a la proclamada alineación de la Administración Galtieri con Estados Unidos, ha emprendido una retirada estratégica como respuesta a la presión de Washington paria que se adhiera a un boicoteo cerealero contra la Unión Soviética por los sucesos de Polonia.La decisión de plegarse a ese embargo, que tampoco están dispuestos a hacer efectivo los principales países productores de Occidente, constituiría una decisión política.
El subsecretario de Estado de Agricultura e interventor de la estatal Junta Nacional de Granos, acaba de asegurar en Rosario, la segunda ciudad del país, que el boicoteo "no se va a decretar", pero fue tan sutil que apuntó que "si en caso contrario, Estados Unidos pide a Argentina que se adhiera a un embargo, hacerlo o no será decisión de la Cancillería y no del presidente de la nación", a lo que el palacio San Martín (sede del Ministerio de Relaciones Exteriores) dio la callada por respuesta, tratando de dejar correr los días.
Fuentes responsables dijeron, sin embargo, que David Lacroze, interventor de la Junta de Granos, se guarda un comodín en la manga para el caso de que los organismos oficiales de comercialización, e incluso las entidades agropecuarias exportadoras tengan que elaborar una solución teniendo en cuenta, sobre todo, las conveniencias del sector. En esa solución primaría el pragmatismo, ante todo.
Cabe recordar al respecto la experiencia de Argentina cuando decidió no adherirse al embargo cerealero decretado por Jimmy Carter contra la Unión Soviética el 4 de enero de 1980, en represalia por la Invasión militar a Afganistán. Los agricultores y exportadores argentinos colocaron, entonces, en el mercado soviético cerca del 35% de la cosecha 1979-1989 y algo más del 75% de la siguiente campaña a un precio por encima del internacional.
