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Tabuenca: "No estoy dispuesto a que se adultere un proceso de investigación que pertenece a la sociedad"

Juan Manuel Tabuenca Oliver, pediatra del Hospital del Niño Jesús, de Madrid, que actuó como director en funciones durante los primeros meses del síndrome tóxico, ha declarado a EL PAIS: «No estoy dispuesto a que se adultere un proceso de investigación que pertenece a la sociedad española», a propósito de ciertas informaciones en las que se apunta que el descubrimiento del aceite como vehículo del síndrome tóxico, realizado por dicho hospital, fue debido a las investigaciones previas de otros profesionales sanitarios ajenos al mismo.

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«Se me ha imputado el no haber criticado a la Administración. Yo he estado lo más callado que me ha sido posible, porque no me gustan los protagonismos y, en cuanto a la Administración, hacer críticas no es mi cometido, sino el de aportar mis conocimientos técnicos», señala Tabuenca, decidido a clarificar en detalle cuál fue el proceso a través del cual el hospital donde trabaja relacionó el sindrome con una toxicidad y cómo descubrió la relación del aceite.Las declaraciones del doctor Urbistondo, jefe provincial de Salud de Madrid, a la comisión mixta Congreso-Senado para la investigación del síndrome tóxico sobre el proceso , seguido hasta descubrir la relación aceite-síndrome, parece haber despertado serias inquietudes en dicha comisión, por cuanto de tales declaraciones se desprende la evidencia de que la Administración sanitaria pudo admitir, bastantes días antes dé cuando lo hizo, que el aceite era el vehículo de la intoxicación.

Esta información, en síntesis, fue publicada por EL PAIS el día 16 de agosto pasado -hace cuatro meses-, a raíz de las recientes declaraciones del doctor Urbistondo, algunos miembros de la comisión mixta ponderan ahora la posibilidad de realizar una denuncia judicial al respecto. En este sentido se manifestó expresamente el socialista Ciriaco de Vicente, mientras que otros comisionados, ucedistas, valoran la repercusión política que podría tener el esclarecimiento de aquellos hechos.

Sobre la posibilidad de que el doctor Tabuenca aprovechara en mayo y junio los informes de Urbistondo, dice:

«No tengo ninguna referencia de esas actuaciones, las cuales no pongo en duda, pero no es cierto que yo me hiciera eco de ellas mientras otros investigadores no las escuchaban».

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«Los doctores Ur.bistondo y Muro, que yo recuerde, apuntaron la idea de los mercadillos. Creían que la epidemia podía ser por vía digestiva. No tengo conocimiento de que hubieran ex puesto la relación con el aceite», precisa el doctor Tabuenca.

«Nosotros hicimos unas encuestas personales con los pacientes. Yo defendía la teoría de que la neumonía atípica no era tal, sino una intoxicación. De esas encuestas salió el aceite como elemento común a lo ingerido por los afectados. El doctor Casado así lo explicó en una conferencia de Prensa celebrada en el Hospital Provincial, a propósito de una aportación de este centro al tema. Hacia el 20 de mayo, en el Hospital del Niño Jesús existía la certeza clínica de que se trataba de una intoxicación. Yo creo que esto es lo verdaderamente importante. Por esas fechas fui al Instituto de Higiene y Seguridad en el Trabajo y conecté también con las doctoras Ugarte, de la Universidad Autónoma; la doctora Conde, de la Clomplutense, y con el Laboratorio de Aduanas, el Instituto Nacional de Toxicología y el Laboratorio de Agricultura. Me interesó, en principio un la boratorio que estuviese especializado en toxicidad agrícola,ya que, pensábamos ¿ue la toxicidad era, en efecto, por vía digestiva».

«Exactamente el día 23 de mayo solicité, al secretario de Estado para las Sanidad que se me aconsejara a qué laboratorio podía acudir para investigar la toxicidad dela epidemia. La respuesta se dilató, por lo que hice los contactos antes citados. Final mente, cuando el doctor Valenciano me dijo que fuera a Majadahonda, ya estaba comprometido con el de Aduanas. A finales de mes, no obstante, remítí al Ministerio un informe sobre nuestras investigaciones. La comisión centralizadora seguía considerando el asunto corno una infección contagiosa. El día 1 de junio, en una entrevista que se me hizo en Televisión, dije que la epidemia era un síndrome tóxico alérgico. En el hospital, mientras, se trabajaba para descartar tóxicos, y fue montada una técnica al efecto, que nos permitió eliminar algunos de tipo agrícola y otros como metales pesados por el Instituto de Higiene. El Instituto Nacional de Toxicología se ofreció a ayudamos, pero el aparato necesario estaba estropeado, El día 3 llevamos al de Aduanas las primeras muestras de sangre, orina y líquido encefalorraquídeo, y el día 5, las primeras de aceite. El fin de semana siguiente cóntinuamos haciendo encuestas y en viando muestras. Me parece un poco ridículo tener que décir que hay testigos de este proceso. Así, el día 9 se consiguió detectar la existencia de sustancias tóxicas en el aceite, ajenas al mismo. Fue entonces cuando la autoridad central aceptó la relación aceite-síndrome».

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