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El debate de la OTAN

Doble derrota de la oposición sobre el procedimiento de adhesión de España a la Alianza Atlántica

El Pleno del Congreso de los Diputados inició ayer el debate sobre el deseo del Gobierno de culminar la adhesión de España a la OTAN. En esta primera jornada, monótona por la reiteración de argumentos a favor y en contra de la opción atlántica, el Pleno del Congreso rechazó mayoritariamente, con los votos de UCD y AP, las propuestas de la oposición en favor de la convocatoria de un referéndum sobre la adhesión y sobre la consulta al Tribunal Constitucional para que opine en torno a esta misma iniciativa.

En el curso de los debates, el líder del partido socialista, Felipe González, reiteró la posición de su partido, favorable a la convocatoria de un referéndum cuando el PSOE llegue al poder, para solicitar la opinión popular en torno a este tema. Asímismo, el diputado socialista Peces-Barba anunció la decisión de su partido de recurrir al Tribunal Constitucional al final del debate. Por el contrario, el presidente del Gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo, mantuvo su posición contraria a la convocatoria de la consulta, diciendo que ésta es una cuestión importante y compleja que tiene que decidir el Parlamento, sin transferir sus responsabilidades al cuerpo electoral.En la misma sesión, los portavoces oficiales del partido socialista habían iniciado la distribución de una nota de Prensa en la que se confirmaba la decisión del PSOE de convocar, por primera vez, una gran manifestación pública en torno al tema de la OTAN, invitando a la totalidad de las organizaciones políticas, sindicales, culturales y humanitarias a suscribir esta iniciativa con la que el partido socialista ha decidido llevar a la calle, y de manera unitaria, el debate atlántico que hoy discurre en el Parlamento con resultados previsibles y favorables a las posiciones del Gobierno.

En las discusiones de ayer han surgido cuestiones colaterales al debate que sobre la Alianza Atlántica se inició con dos turnos de intervenciones uno dedicado a la eventual consulta del Tribunal Constitucional, y otro relativo al tema del referéndum (sobre el primer punto del debate, véase información en la página siguiente). Estas cuestiones. latentes en la vida política española. fueron los resultados de las elecciones galleqas, las crisis internas de UCD y del PCE, el relevo impuesto por el Gobierno a la Dirección General de Radiotelevisión Española, y otros temas de la política exterior hispana y directamente ligados a la iniciativa OTAN.

Duro ataque de Carrillo

La segunda parte de la discusión alcanzó un más alto componente político, que tuvo su momento álgido en la intervención de Santiago Carrillo. El líder del PCE se quejó del escaso tiempo para poder debatir el tema. calificando este procedimiento de leonino, y dijo que en definitiva hace falta un referéndum porque España, contrariamente al resto de los países aliados, que sufrieron la segunda guerra mundial, no tiene nada que agradecer a Estados Unidos, a los que acusó de apoyar a la dictadura franquista y de no defender la vigente democracia española. Recordó la desafortunada frase del general Haig sobre el intento de golpe de Estado del 23 de febrero, cuando el político norteamericano calificó la intentona militar de «asunto interno».

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Carrillo dijo que este era un minidebate parlamentario, e interrogó al partido del Gobierno: «¿Quiénes sois vosotros para meternos en la OTAN?,. Carrillo dijo que UCD ya no tenía la mayoría y citó para ello un reciente artículo del diputado Emilio Attard en el que se decía que UCD hoy día sólo conseauiria ochenta diputados en unas elecciones. Carrillo diría una y otra vez «sólo sois ochenta diputados y puede que aun menos». Recordó la encuesta de EL PAIS para demostrar que la mayoría de los españoles se oponen a la OTAN y el 69% pide un referéndum, y dijo: «Os estáis pasando al tomar esta decisión por un partido minoritario o por la gran derecha». «Porque». añadió, «no se se si la televisión, por ejemplo, está ya en manos de UCD, de la gran derecha o simplemente de Alianza Popular». Concluyó su intervención Ilamando al Gobierno catastrófico y culpándole de una ilegitimación que pasará a la historia.

A Carrillo le recordó Emilio Attard las crisis del PCE en Esukadi y en Cataluña, y luego fue Felipe González quien tomó la palabra con su tradicional tono comedido para pedirle al Gobierno que convocara un referéndum y anunciar que, si no lo hacía, el PSOE que el pueblo español sea oído sobre este tema.

Felipe González señaló que el tema en debate era muy importante por razones de seguridad nacional, pidió una explicación del plan de defensa del Gobierno, de las prioridades defensivas del Ejecutivo, y aludió a los riesgos de poner en entredicho la integridad territorial de España, al entrar en la OTAN sin la breve solución del problema de Gibraltar.

Respondió a estas intervenciones Leopoldo Calvo Sotelo, quien insistió, con referencia a Carrillo, en que UCD tiene 165 diputados, y luego pasó a afirmar que no está decidido a convocar un referéndum, ni aceptar la presión. El presidente dijo que la iniciativa del referéndum le pertenece a él y, por tanto, que ésta no era ni competencia del Gobierno ni de la mayoría parlamentaria.

Añadió, que endosar a los ciudadanos una decisión importante y al mismo tiempo compleja sería una dejación por parte de la Cámara de sus propias responsabilidades. El presidente dijo: «Antes que un derecho del pueblo a ser consultado hay una obligación nuestra, como parlamentarios, de decidir».

El presidente insistió en que había que dejar jugar los mecanismo, Parlamentarios, en los que declaró su plena fe, añadiendo que no hace falta un suplemento de democracia interna. Concluyó insistiendo en que las cuestiones de la defensa, por su delicadeza y complejidad, no son propias de un referéndum, y pasó a incluir cuatro citas con alusiones a Peces-Barba, Solé Tura, Carrillo y Felipe González, entresacándoles frases en las que éstos hacían alusiones contrarias a sus posiciones actuales sobre la oportunidad de un referéndum y las prisas del debate OTAN. El presidente hacía referencia indirectamente a que la transición no había terminado y que por ello el Gobierno cumplía con su programa de la OTAN, a lo que Carrillo replicó diciendo que la transición continuaba y que el 23 de febrero fue la prueba contundente. Por su parte, Felipe González pidió al presidente del Gobierno que no entrara en citas personales.

El debate concluyó tras una intervención técnica del diputado centrista Miguel Herrero sobre la oportunidad jurídica o no del referéndum y con un nuevo combate dialéctico entre Calvo Sotelo y Felipe González. El líder socialista insistió en que la política de UCD había cambiado sensiblemente desde la llegada del presidente Reagan al poder, mientras que Calvo Sotelo decía que UCD mantenía la misma política desde 1979. Felipe González dijo que en un referéndum provocado por un Gobierno socialista apoyaría el eslogan de «OTAN, de salida, sí», mientras que Santiago Carrillo insistía, una vez más, en el supuesto miedo del Gobierno.

Como se preveía, la votación a la iniciativa del referéndum fue contraria, por 172 votos de UCD, Coalición Democrática y el diputado Aizpún. A favor del referéndum votaron 144 diputados del PSOE, del PCE, de los grupos andalucistas y Minoría Vasca y cuatro miembros del Grupo Mixto. Se abstuvieron Minoría Catalana y los diputados Clavero y Gómez de las Roces, del Grupo Mixto. El diputado de Coalición Democrática Antonio de Senillosa, abandonó el Pleno antes de que se procediera a las votaciones.

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