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Carsten, un funcionario prusiano

La llegada del político democristiano Karl Carstens a la presidencia de la República Federal de Alemania, el 23 de mayo de 1949, precisamente el día en que se cumplieron los treinta años de la aprobación de la Constitución, estuvo precedida de varios meses de polémica.Poco antes de la elección de Carstens para el cargo, el canciller federal alemán, el socialdemócrata Helmut Schmidt, calificó al que luego sería presidente federal de «persona situada en la extrema derecha del espectro político».

Aquel 23 de mayo, en la sala Beethoven, de Borin, Carstens, recién elegido presidente federal con los votos democristianos, tomó la palabra para anunciar que «para mí comienza en este día un nuevo capítulo de mi vida. La Constitución encomienda al presidente federal la tarea de ser presidente de todos los ciudadanos y desempeñar su cargo de forma no, partidista. Yo me esforzaré con todas mis fuerzas para cumplir esta

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A la misma hora en que Carstens anunciaba su voluntad de ser presidente de «todos los ciudadanos», una manifestación recorría las calles de Bonn para protestar contra su elección.

Carstens llegó a la Presidencia federal con la repulsa de los sectores intelectuales y de izquierda, pero, después de dos años en el cargo, casi todos coinciden en reconocer que desempeña su puesto con corrección, con el estilo que caracteriza toda su vida: como un funcionario de la vieja escuela prusiana.

El presidente de la RFA nació en la ciudad hanseática de Bremen, el 14 de diciembre de 1914, cuando su padre había caído unos meses antes en los frentes de la primera guerra mundial.

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Carstens procede de un ambiente protestante y él se define a sí mismo como «liberal conservador». Sobre su ingreso en el partido nazi. donde solicitó interesar en 1937, cuando tenía veintitrés años, Cartens, dice que «estaba bajo la impresión de que sin esa solicitud no me hubiesen admitido para el examen de Estado. Con seguridad no habría recibido una beca que entonces se pagaba a los estudiantes necesitados».

La sentencia de la Cámara de depuración reconoció, terminada la guerra, que Carstens actuó presionado y que incluso tuvo dificultades con los nazis.

Después de la guerra, el joven jurista Carstens inició una brillante carrera entre la Administración, la política y la cátedra universitaria. De 1955 a 1969, Carstens fue secretario de Estado en los ministerios de Asuntos Exteriores, Defensa y la cancillería federal, can funciones de alta administración.

La carrera abiertamente política de Carstens empezó con su elección al Parlamento federal (Bundestag) en 1972, donde pronto llegó a jefe del Grupo Parlamentario Democristiano. De estos años procede la fama de derechista de Carstens por su oposición desatada a la ostpolitik, la política dc entendimiento con el Este iniciada por el entorices canciller Willy Branclt. En 1976, Carstens fue reelegido diputado y pasó a deserripeñar la presidencia del Bundestag, lo que le dio una posición por encima de los partidos, que sirvió de preparación para el desempeño de su actual cargo de presidente federal, donde está condenado a la abstinencia política y a ser «presidente de todos los ciudadanos».

En la presidencia de la RFA, Cartens ha sabido pasar inadvertido, no ha provocado irritaciones ni conflictos y desempeña el cargo con corrección. Carstens se esfuerza por llegar a todos los sectores de la población, y en sus intentos de aproximación al pueblo ha recorrido a pie el territorio federal de Norte a Sur. Recientemente, Carstens se reunió a cenar con el premio Nobel de literatura alemán Heinrich Boell, con el mismo nombre a quien el año 1974 acusó de hacer apología de la violencia.

Carstens está casado con la médica internista Verónica Carstens, que, después de la elección de su marido para la presidencia federal, continúa ejerciendo su profesión en un pueblo próximo a Bonn. El matrimonio tiene hijos, vive en su casa y no en el palacio presidencial.

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