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Diez miembros de los GRAPO, muertos por las fuerzas de seguridad del Estado

Con la desaparición, ayer, de Enrique Cerdán Calixto, son ya diez los miembros de los GRAPO muertos por las Fuerzas de Seguridad del Estado en los dos últimos años. A esta cifra debe sumarse los dos activistas muertos en París en junio de 1979, hecho que se atribuyó en su día a servicios paralelos o matones contratados por un industrial español. Tras la muerte de Cerdán Calixto, el único grapo considerado altamente peligroso que queda en libertad es Juan Martín Luna. El primero de la lista fue Juan Carlos Delgado de Codex, uno de los dirigentes de la organización más buscados por la policía, que fue muerto en la plaza de Lavapiés, de Madrid, por funcionarios de la Brigada de Información, entonces dirigidos por el comisario Conesa. Se habló entonces de rivalidad y desconexión entre los servicios policiales, ya que Delgado de Codex estaba siendo seguido por los hombres de Francisco de Asís Pastor, entonces jefe superior de Policía de Madrid.

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Cerdán Calixto, responsable de los GRAPO, resultó muerto en un tiroteo con la policía

El 26 de mayo del mismo año, la Guardia Civil mató en un enfrentamiento a Raúl Calero y María del Carmen López Sánchez, en un control de carreteras en la provincia de Teruel. Poco después, los días 28 y 29 de junio, ocurrían en un suburbio de París las muertes de Francisco Martín Izaguirre y Aurello Fernández Cario. Algunos diarios franceses mencionaron la posibilidad de que un industrial español hubiese pagado a miembros de la mafia marsellesa para que eliminasen a miembros de ETA y GRAPO.

Mientras tanto, el Ministerio del Interior ofreció recompensas a quienes facilitasen la captura de once miembros de los GRAPO, considerados como los más importantes. Uno de ellos, Pedro Tabanera López, fue muerto el 15 de agosto de 1979 en la estación de ferrocarril de El Escorial, en enfrentamiento con la policía.

El 29 de agosto de 1980 fue muerto por disparos de la policía, en el barrio madrileño de Cuatro Caminos, Abelardo Collazo Araújo, uno de los principales dirigentes de los GRAPO desde su creación. Cuando fue muerto era seguido por la policía, que lo buscaba activamente, junto con otro miembro de la organización, José Luis Fernández, que resultó gravemente herido.

El pasado 17 de junio, la Guardia Civil acabó con la vida de otros cuatro miembros de los GRAPO, en dos tiroteos ocurridos en las cercanías del pequeño municipio de Les Lloses (Gerona), cuando, al parecer, trataban de huir a Francia. Eran Albino Gabriel López, María Dolores Castro Saa, Francisco Roberto Liñeira y Antonio Cabeza Deya.

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Caso aparte fue el de José España Vivas, muerto el 6 de septiembre de 1980 en las dependencias de la Dirección de la Seguridad del Estado, cuando estaba siendo interrogado por la Brigada Central de Información. La familia del fallecido, así como el Ayuntamiento de Alcalá de Henares y otras instancias, negaron reiteradamente que España Vivas perteneciese o hubiese pertenecido a los GRAPO.

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