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La intervención judicial del grupo Boussac no afecta a la firma Christian Dior

Patrick Vandermarco, director de Licencias Internacionales de la célebre firma Christian Dior, aseguró ayer en Madrid que la situación y salud financiera de la empresa es perfecta y que el futuro de la misma está garantizado pese a la intervención judicial a la que está sometido, desde el pasado mes de agosto, el grupo Boussac St.-Frères, propietario de las acciones de la compañía de modas.

Como parte de una campana internacional para contrarrestar los efectos publicitarios de los problemas judiciales del grupo Boussac, Vandermarco manifestó ayer que Christian Dior «no tiene ningún vínculo con el reglement judiciaire (intervención judicial) del grupo propietario, y que, contrariamente a algunas informaciones de Prensa, es una empresa sana». El pasado 18 de agosto, el Consejo de Administración de Boussac, particularmente los hermanos Jean-Pierre y Antoine Willot, dimitieron de sus cargos en el grupo y sus responsabilidades pasaron a manos de Jacques Kosciusko-Moziret, ex embajador de Francia en Estados Unidos, y Anatole Temkine, presidente del Instituto de Desarrollo Industrial (IDI) de Francia.

En este sentido, Christian Dior, según manifestó Vandermarco, ya no está bajo administración del grupo Boussac y los títulos de propiedad están en poder de la autoridad judicial francesa. Esta autoridad debe ser, en todo caso, quien decida ahora el futuro de Christian Dior.

La conocida firma de alta costura francesa, que en el último año tuvo un cash flow de sesenta millones de francos (unos mil millones de pesetas), continúa sus actividades con normalidad y sus órganos directivos proceden con los planes de inversión de la misma, que incluyen la apertura en seis países, incluida España, de tiendas propias que garanticen la continuación del renombre de la compañía.

Posible venta de la firma

Ante la eventualidad de una venta de la compañía de alta costura y de regalos francesa, Patrick Vandermarco manifestó que los 720 trabajadores de la empresa desean que la compañía continúe siendo francesa y se oponen a que la misma se constituya en un regalo para cualquier posible adquirente del grupo textil Boussac St.-Frères. Durante los últimos diez años, y como consecuencia de la política empresarial del grupo propietario, Christian Dior se ha visto imposibilitada de realizar las inversiones necesarias para revitalizar la firma y, en este sentido, se vio obligada a entregar al grupo Boussac los excedentes empresariales que generaba.

La independencia que ahora obtendría del grupo bajo intervención judicial permitiría a la firma su consolidación sobre los presupuestos de nuevas inversiones en la total adquisición del edificio que tiene en París, y su posterior conversión en unos almacenes de prestigio, más la apertura de seis nuevos locales en Estados Unidos, República Federal de Alemania, España, Japón e Italia.

La firma francesa podría ahora venderse a cualquier grupo solvente interesado, y el precio de venta, según algunos medios, podría llegar a superar los 350 millones de francos (más de 5.600 millones de pesetas). Al parecer existen varias ofertas de compra de la firma, pero cualquier decisión al respecto queda pendiente de la opinión de los interventores judiciales.

Según manifestó Vandermarco, la buena salud de la firma está demostrada por los resultados financieros de la misma en el curso de los últimos años. En el período terminado el pasado primero de julio, el volumen de negocios se había incrementado un 41% con relación al mismo período del año anterior. Esta cifra superaba el 44% en Estados Unidos.

Los perfumes

En cuanto a los perfumes Christian Dior, Vandermarco manifestó que esta compañía es independiente de Christian Dior Alta Costura. De la compañía de perfumes es propietaria la empresa Moet-Hennessy, fabricante del champaña y coñá del mismo nombre. En este sentido, los problemas del grupo Boussac son totalmente independientes de los perfumes. Christian Dior fue adquirida por los hermanos Willot, a primeros de agosto se iniciaron los trámites previos a la declaración de quiebra del grupo en el que está integrada. Dicho grupo lo forman unas cien empresas, con una plantilla global de 35.000 trabajadores, y en estos momentos todas las empresas del grupo se encuentran en manos de la autoridad judicial, que debe decidir su futuro en los próximos dos meses.

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