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Satisfacción en la capital sovietica tras la "cumbre" Breznev-Kania

Los periódicos soviéticos del domingo destacaban el comunicado conjunto soviético-polaco, hecho público después de la imprevista cumbre celebrada en Crimea por los más importantes dirigentes de ambos países, encabezados por Leónidas Breznev y, Stanislaw Kania. A pesar de que no se ha dado a conocer ningún comentario sobre dicha reunión, los observadores occidentales coinciden en destacar la satisfacción con que los soviéticos parecen haber salido de este trance.El comunicado conjunto destacaba cómo el IX Congreso (extraordinario) del Partido Obrero Unificado de Polonia (POUP, comunista) había reforzado su Vapel dirigente", lo que, esta vez, es algo más que una frase hecha. Desde que hace un mes se celebró dicho congreso, el tandem Kania-JaruzcIski parece haberse impuesto con fuerza en el POUP, acabando con las polémicas que tanto parecían molestar a Moscú, según daba a entender la carta-advertencia remitida por el Kremlin a los comunistas polacos a comienzos del mes de junio.

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Los soviéticos han visto también con buenos ojos la dureza empleada por el último pleno del Comité Central del POUP con respecto a las acciones de Solidaridad, y, aunque nadie puede asegurar por cuánto tiempo permanecerá en calma el paisaje social de Polonia, lo cierto es que los dirigentes polacos se encuentran cada vez más unidos con el Kremlin y, se muestran más tímidos ante las reformas.

Apoyo económico

El resultado más importante -al menos, a medio plazo- de la cumbre soviético-polaca es el compromiso soviético de retrasar hasta después de 1986 el cobro de la deuda de 4.200 millones de dólares contraída por el Gobierno de Varsovia. En su carta-advertencia a los comunistas polacos, el Kremlin subrayaba los esfuerzos que los "países hermanos" tiene que realizar para auxliar a la frágil economía polaca. Para nadie es un secreto que esta ayuda es además bastante impopular en estos países.Pero Moscú parece decidido a incrementar sus envíos a Polonia, poniendo además a su disposición nuevas partidas de materias primas y objetos de consumo, precisamente en un momento en el que los soviéticos esperan estos últimos con avidez.

Sin embargo, la ayuda económica soviética puede ser, en este caso, no sólo un instrumento de estabilización financiera, sino también política. De este modo, la URSS contrarresta los efectos del auxilio occidental, y buena parte de las decisiones que hayan de adoptarse en materia económica partirán de Moscú.

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Algunos observadores han querido ver en el párrafo del comunicado conjunto que se refiere a la solidaridad soviético-polaca en la lucha "contra las fuerzas hostiles al socialísmo" Una afirmación por parte del Kremlin que contradice la tesis esgrimida anteriormente de que la crisis de Polonia "es un asunto de los propios polacos".

Quizá sin llegar a tanto, lo cierto es que en Moscú se ha dejado de temer un hipotético cisma de los comunistas polacos, y que en el futuro inmediato aumentarán previsiblemente las consultas entre Varsovia y Moscú antes de dictarse nuevas medidas económicas para aliviar la crisis polaca.

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