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El Rey llamó a la reflexión a políticos y militares

El Rey juró ayer de nuevo la bandera española, junto a sus compañeros de la XIV promoción de la Academia General Militar de Zaragoza, al cumplirse los veinticinco años de su ingreso. Tras la jura, don Juan Carlos hizo un discurso en el que llamó a las Fuerzas Armadas a que comprendan «que no se contribuye a la seguridad de la Patria con acciones irreflexivas» que llevan a situaciones sin salida.Asimismo, advirtió a las fuerzas políticas y medios de comunicación para que no propicien un ambiente de incomodidad, disgusto o preocupación en las Fuerzas Armadas, ni extiendan. el análisis o la sanción moral a colectividades enteras por el hecho de que pertenezcan a ellas quienes «piensan erróneamente que sus impulsos precipitados les convierten en salvadores de la patria y que no existen más caminos que los de la subversión y la violencia».

En este acto, el Rey juró por primera vez la Constitución de manera solemne, la de renovar su promesa a la bandera con la nueva fórmula, que menciona el ordenamiento constitucional. Don Juan Carlos, no obstante, había firmado la máxima norma española cuando fue aprobada.

La Reina, el Príncipe y las Infantas asistieron también al acto, en cuyo transcurso el Rey dijo que, «si serios son los problemas con los que nos enfrentamos», más seria es todavía nuestra decisión de superamos y más firme que nunca nuestra voluntad de alcanzar la meta de una España que, a través de una democracia verdadera, consiga su plenitud de paz, de justicia, de libertad, de progreso y de unidad».

Tras proclamar el respeto hacia el pasado, una meditada firmeza hacia el presente y una consciente esperanza hacia el futuro, el Rey manifestó su «fe en el pueblo español, en la entrega y en la generosidad de sus hombres y mujeres y en la capacidad de solidaridad de sus tierras y regiones».

Con el Monarca y su familia viajaron a Zaragoza el jefe de la Casa Real y el jefe del Cuarto Militar del Rey, marqués de Mondéjar y teniente general Valenzuela, respectivamente, así como el director de Enseñanza Militar, general Aramendi. No asistió el nuevo ministro de Defensa, Alberto Oliart.

También se declaró orgulloso de ser el jefe supremo de los Ejércitos de España, de los cuales dijo que, «respetuosos con la Constitución, nunca renunciarán a llenar plenamente la misión que ésta les asigna».

Después de su discurso, el Rey impuso condecoraciones a doce jefes, oficiales y suboficiales. Cuando el Monarca imponía estas distinciones, el capitán general de la V Región (Zaragoza), Antonio Elicegui, le comunicó la liberación de los tres cónsules secuestrados por ETA Político-militar, noticia que fue acogida por don Juan Carlos con una amplia sonrisa de satisfacción.

Páginas 14 y 15

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