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El imperio Empain-Schneider de fabricación de centrales nucleares pasa a manos francesas

Una importante y sintomática operación político-financiera energética se concluyó ayer en Francia. Paribas, el primer banco privado francés, controla el imperio Empain-Schneider, al comprarle el 35% de las acciones que poseía el barón Schneider, célebre en el mundo entero desde que, en Qmouin, fue secuestrado durante dos meses. El Gobierno francés ha «bendecido» este negocio que afrancesa completamente la fabricación de centrales nucleares.El grupo belga Empain-Schneider cuenta con 150 sociedades, emplea a 132.000 personas y realiza una cifra de negocios de 35.000 millones de francos. Entre sus filiales aparece Fromatome, la principal constructora mundial de centrales nucleares. Al pasar a manos de un banco francés, el programa nuclear civil queda totalmente en manos francesas. El barón Empain había batallado contra los dos primeros presidentes de la V República, el general Charles de Gaulle y Georges Pompidou, para controlar la industria nuclear, que desarrollaba con la licencia americana de Westinghouse. Para el actual presidente, Valèry Giscar d'Estaing, la operación de Paribas es una revancha, máxime si se tiene en cuenta que Francia, hoy, domina como los americanos la tecnología nuclear.

Por lo que concierne a Paribas, el grupo belga no le aporta ninguna participación en sectores que esa banca ya no trabajara, a salvo del nuclear. Desde el petróleo a la bioindustria, Paribas tiene intereses en todas las tecnologías de vanguardia.

En este sentido, la operación antedicha representa en este país un testimonio más de la participación creciente de la banca en el mundo de la producción. A propósito de la caída del barón Empain, los comentaristas anotan que cada día es más evidente «el fin de los grandes capitanes» de la industria. En su lugar, los bancos atenazan, cada día más, el poder económico-financiero. El despliegue industrial francés de los últimos años ha sido conducido, directa o indirectamente, por la banca. Incluso el mundo de la información ya le pertenece. La operación Matra-Hachette (la emisora Europa 1 y varios diarios o revistas), realizada semanas atrás, es el último ejemplo. Esta irrupción de la banca en los diversos y más importantes sectores de la actividad económica, en cada caso, se hace con el consenso explícito o tácito del Gobierno, es decir, del poder político.

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