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No dimitan, den la cara

Las dimisiones policiales anunciadas ayer en cadena tienen todas las trazas de un chantaje al Estado, cuando se presentan como una cuestión de solidaridad para presionar e n favor de unos funcionarios que han empleado su momentáneo poder sobre un hombre para escupir en él todas sus ansias de venganza y arrancarle por fin la vida.No deben dimitir los policías, ni sus inmediatos superiores deben aceptar su renuncia, salvo cuando se sospeche en ellos conexiones con la muerte de Arregui. Esos policías que tantas prisas muestran ahora deben permanecer en su puesto y dar la cara, hacer frente como colectivo a su responsabilidad hasta el final.

Irse ahora en amigable compañía, cuando el Estado pasa por una profunda crisis por culpa de unos compañeros que mejor habrían estado en otra parte, es tanto como una rebelión. Tiempo tendrán de demostrar sus deseos de abrir paso a nuevas mentalidades y nuevos métodos.

18 de febrero

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