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La adhesión de España a la CEE ocasionará serios perjuicios comerciales a los países latinoamericanos

Soledad Gallego-Díaz

La adhesión de España a la Comunidad Económica Europea (CEE) ocasionará serios perjuicios a los países de América Latina, con los que existe una corriente tradicional de comercio, y tendrá también incidencia en las ya debilitadas relaciones comerciales de América Latina y los diez. Así se desprende de un informe confidencial elaborado por el Sistema Económico Latinoamericano (SELA), con la cooperación del UNCTAD y del GATT, y titulado «Impacto de la segunda ampliación de la CEE sobre las exportaciones latinoamericanas».

El informe, de 48 folios, constituye una primera aproximación, sin valor definitivo, según sus propios autores, pero, al margen de posibles modificaciones que se tengan que introducir en virtud de trabajos posteriores, establece claramente dos principios: la adhesión de España a la CEE supondrá un claro deterioro de las condiciones de acceso de los productos latinoamericanos en nuestro país, tanto en materia de derechos de aduana como de barreras no arancelarias, así como un nuevo embate a las exportaciones latinoamericanas a los diez.

A partir de los datos almacenados por el servicio de computadoras del GATT, se estableció una lista de productos que España importa al mismo tiempo de países latinoamericanos y de la CEE, reteniendo sólo aquellos que suponían partidas superiores a los 10.000 dólares. De acuerdo con los datos de 1978, existían 580 casos de este tipo, que supusieron importaciones españolas de productos latinoamericanos por valor de 1.528 millones de dólares, contra 6.442 millones de dólares en importaciones de los mismos productos procedentes de la CEE.

Entre las importaciones procedentes de América Latina merecen destacarse las procedentes de Argentina (431 millones de dólares), Brasll (325 millones), México (122 millones), Venezuela (161 millones) y Cuba (105 millones).

Si se toman en cuenta sólo partidas superiores a los 50.000 dólares, se encuentra aún una lista de 110 casos en los que, al producirse la adhesión de España y abrirse nuestras fronteras a los productos de la CEE sin restricciones, deberá producirse lógicamente un deterioro sensible de las condiciones de acceso de los productos latinoamericanos al mercado español. Al mismo tiempo se producirá también un deterioro de la posición relativa de América Latina frente a la CEE.

El informe del SELA expresa también una fuerte preocupación ante la situación en que quedarán en el mercado español los productos latinoamericanos frente a los procedentes de países ACP (asociación de sesenta países de Africa, Caribe y Pacífico, con los que la CEE mantiene un sistema de preferencias generalizadas en virtud de la convención de Lome). Los tratados de la Comunidad, a los que España deberá adherirse plenamente, conceden un trato especial a una amplia lista de productos agrícolas, textiles y sin manufacturar procedentes de esos sesenta países. España quedará también obligada a concederles un trato preferente, mejor que el que otorgue a los mismos productos procedentes de América Latina.

Según señaló recientemente la Comisión Europea, ante una pregunta formulada por el parlamentario comunista francés Denis, «las consecuencias de la adhesión de España serán positivas para el conjunto de los países ACP». Si bien es cierto, explicaron los expertos comunitarios, que cuando se produzca el ingreso los productos españoles estarán en mejores condiciones de competencia con los de estos países, también lo es que el Gobierno de Madrid tendrá que abrir sus aduanas a los productos procedentes de Africa, Caribe (no comprende a Cuba) y Pacífico. Actualmente, remachaba la Comisión, España aplica a los llamados productos tropicales tarifas aduaneras muy altas.

Rechazo a preferencias

Los latinoamericanos se quejan, y así se recoge en el informe SELA, de que la CEE «ignora completamente los intereses comerciales de América Latina». En 1962, el 6,3% de las importaciones de los nueve países que han constituido la Comunidad Económica Europea hasta ahora procedía del continente suramericano y del Caribe. En 1978, ese porcentaje ha bajado hasta un 2,9%.

Desde hace diez años, los países latinoamericanos y la CEE vienen intentando establecer un diálogo que les lleve algún día a mejorar sus corrientes comerciales. El Mercado Común rechaza sistemáticamente la petición de un sistema de preferencias generalizadas, como el concedido a los países ACP, por considerar que la situación económica de los países latinoamericanos es radicalmente diferente.

El diálogo, que nunca ha ofrecido resultados prácticos, quedó interrumpido hace un año, al decidir, precisamente el SELA, que los contactos con la CEE se llevaran a cabo a través del denominado Grula, grupo de embajadores latinoamericanos «acreditados en Bruselas», con lo que se daba entrada a Cuba, en contra de la opinión de la CEE, que se niega a discutir con un país miembro del Comecon y que no reconoce a la Comunidad Económica Europea a nivel diplomático.

La semana pasada, la Comisión Europea intentó reemprender el diálogo con una maniobra: se invitó, personalmente, a todos y cada uno de los embajadores miembros del Grula, excepto al cubano. La operación resultó, sin embargo, fallida, ante la decisión de México de solidarizarse con La Habana y boicotear la reunión.

De acuerdo con el documento elaborado por el SELA, las repercusiones de la adhesión de España serán más elevadas que las de las adhesiones de Grecia y de Portugal. En el caso griego se detectaron 85 casos de deterioro del mercado, y 42 en el portugués, contra los 110 del supuesto español.

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