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Eduardo Frei: "Ni los comunistas ni los militares de la Junta tienen sitio en el futuro Gobierno de transición"

Ni los comunistas -«ellos lo comprenden»- ni los militares que forman parte de la Junta gobernante tienen sitio, en opinión del ex presidente chileno Eduardo Frei, en el Gobierno cívico-militar que el líder democristiano ha propuesto como fórmula para encontrar una salida democrática a la actual situación del país. Frei, que ocupó la presidencia de Chile desde 1963 hasta 1970, año en que cedió el cargo a Salvador Allende, se ha convertido en pocas semanas en el eje de toda la disidencia.

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Estén o no de acuerdo con su propuesta, todas las fuerzas políticas chilenas, desde la derecha más recalcitrante hasta los partidos que integraron la Unidad Popular, analizan su propuesta y se pronuncian sobre ella.Pese a que en la actualidad no ocupa cargo alguno en el partido demócrata cristiano, es un hombre clave en la difícil coyuntura chilena. Por su pequeña casa de dos plantas, situada en el barrio distinguido de Santiago que mira hacia los Andes, han desfilado estos días periodistas de todo el mundo y embajadores occidentales que han querido conocer de primera mano su alternativa para este país.

El destacado político democristiano mostró en declaraciones exclusivas para EL PAÍS su convicción de que el plebiscito lo va a ganar el Gobierno. «No hay ninguna posibilidad», dijo, «de que quienes lo rechazamos podamos ver reflejada la verdadera voluntad del país». Pero añadió luego que su fórmula, aceptada ya por los socialdemócratas, los radicales y los grandes sindicatos, difícilmente puede ser ahogada. «Seguirá trabajando sobre la conciencia del país y en algún momento podrá tener validez».

Aunque en su alternativa de transición democrática se ofrece un lugar a las fuerzas armadas, niega que haya tenido ningún contacto nunca con los militares, pero opina que se trata de «una buena salida para el país y para las instituciones armadas». Entiende, no obstante, que los actuales miembros de la Junta no deben entrar en ese Gobierno cívico-militar. «El cambio es fundamental para una salida más pacífica».

Riesgo de violencia

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El riesgo de que se produzca una explosión de violencia en Chile, tras aprobarse la nueva Constitución propuesta Por la Junta, es contemplado con temor por Eduardo Frei. «Creo que ese es uno de los grandes riesgos que tiene el haber planteado el plebiscito en estas condiciones, sin abrir al país la más mínima posibilidad de consenso. Temo que el rechazo de una solución razonable provoque una radicalización y una división aún más profunda en el país. Podemos encontrarnos con que mucha gente, en su desesperación, apele al camino de la violencia. Creo que si sucediera sería una gran desgracia y un gran error».

El consenso nacional que Frei propuso el 27 de agosto en el teatro Caupolicán debe abarcar a una gran mayoría de los chilenos, pero otra cosa es la fórmula concreta de gobierno, que ya implica un acuerdo programático, y en este terreno establece una clara distancia. con los comunistas:

«No creo que ninguna fórmula. en este momento plantee la participación de los comunistas», dice mientras camina a grandes zancadas por el pequeño escritorio de su casa. «Pienso que ellos mismos lo comprenden». Con un «depende» contesta a la posible inclusión de los socialistas. «No sabemos cuántos partidos socialistas hay, ni qué representantes tienen, ni cuáles son sus actuales compromisos». Frei insiste en que es preciso conversar con todos, pero que la Democracia Cristiana sólo suscribe pactos con aquellos partidos que tengan una verdadera tradición democrática y se comprometen a mantenerla.

La futura Constitución no debe, sin embargo, excluir, a su juicio, a nadie por motivos ideológicos o por su pertenencia a un partido, «pero sí somos partidarios de que exista, como en Alemania, un Tribunal Constitucional que califique la posible existencia de programa o actos contra la democracia. No debe ser el Gobierno quien lo haga, sino un tribunal independiente creado por la Constitución».

Reconoce, no obstante, que la convocatoria de plebiscito abría nuevas posibilidades de expresión, que le movieron a exponer una alternativa política más articulada. «Como pensaba que el plesbicito no era válido, aproveché la circunstancia para plantear los puntos de vista que he venido manteniendo durante estos años.

Adhesión popular

La respuesta popular a sus planteamientos ha sorprendido a Frei, que no esperaba una adhesión tan decidida, pero la mayor sorpresa -y así lo reconoce- se la han dado los trabaladores, con esa oferta de pacto social para la transición hecha por 37 federaciones sindicales. «Este hecho revela una prudencia, una madurez y un buen sentido casi heroico por parte de quienes han sufrido más durante estos años. Demuestra una generosidad y un espíritu patriótico que me hacen confiar en el futuro de este país».

El ex presidente opina que el apoyo real con que puede contar el régimen militar no pasa del 30% de la población. «Ellos cuentan fundamentalmente con la fuerza y el dinero, que no es poco, pero tradicionalmente la derecha chilena no ha sobrepasado el 20% de los votos».

No cree demasiado en las fisuras que pueden haber surgido en el equipo de Gobierno. A la Prensa ha saltado la existencia de dos grupos: los blandos y los duros. Para comprenderlo de alguna manera, cabría compararlos con los azules y los tecnócratas, que se disputaron los Gobiernos de Franco a finales de los sesenta. «Pienso que esas dos posiciones», dice Frei, «no significan una división interna que pueda conducir a una ruptura con el Gobierno; es más, creo que cada formación trata de expresar que su adhesión es más fuerte que la de los otros. En realidad, es una competencia sobre quién es más fiel al Gobierno».

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