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El 80% del mercado nacional del cobre, dominado por una sola empresa

Ibercobre, sociedad participada mayoritaria mente por los bancos Hispano Americano y Bilbao, se ha hecho con el 41% de las acciones de la Compañía Industrial Asturiana Santa Bárbara (SIA), con lo que pasará a controlar más del 80% del mercado de cobre en España. Esta operación ha sido el fruto de la primera oferta pública de adquisición de acciones (OPA) que se ha realizado en nuestro país.

El 25 de junio pasado aparecía en el BOE un anuncio para adquirir hasta 477.000 acciones de la Industrial Santa Bárbara, al ciento por ciento de su valor nominal, oferta que realizaba la Compañía Inversora de Asturias, sociedad vinculada a Ibercobre. En aquellos momentos, la cotización bursátil de las acciones de SIA era del 34%. En el mismo anuncio se fijaba como requisito indispensable para que la operación pudiese llevarse a cabo que el número mínimo de acciones ofertadas superase los 381.600 títulos.Pocos días después apareció otra oferta, en este caso suscrita por la Sociedad Industrial Mierense, quien actuaba en nombre de los administradores de Santa Bárbara, encabezados por el señor Abaitua, a los que apoyaría el tradicional banquero de la sociedad, el Banesto, y que manifestaba su voluntad de adquirir al 110% todas las acciones SIA que le fueran ofertadas, sin ningún tipo de limitación en cuanto a su número.

Los representantes de Ibercobre no tardaron en realizar otra contraoferta, estableciendo el precio de compra de las acciones Santa Bárbara, también en el 110%, y eliminando la limitación del número de acciones ofertadas para realizar la operación.

En este contencioso, dos poderosos clanes financieros asturianos han tenido un protagonismo destacado: los Tartiere, que son importantes accionistas del Banco de Bilbao, y los Figaredo, que lo son del Banesto.

El acuerdo

Tras numerosas conversaciones se llegó a un acuerdo y, finalmente, Ibercobre ha accedido al control de la sociedad, para lo que medios financieros competentes estiman que debe haber adquirido, como mínimo, las 38 1.000 acciones que inicialmente solicitaba a través de la Compañía Inversora de Asturias, al precio del 110%, esto es, 550 pesetas por cada título.Una vez formalizada esta operación, Ibercobre, sociedad que preside Rodolfo Martín Villa, pasará a controlar la práctica totalidad del mercado del cobre nacional, pues participa directamente en las sociedades SECEM, Pradera y EARLE, a las que hay que sumar, gracias a esta reciente compra, la Compañía Industrial Asturiana Santa Bárbara, y sólo queda fuera de su control la sociedad catalana Platerías Rivera, que, por otra parte, sería el próximo objetivo de la sociedad presidida por Martín Villa.

Santa Bárbara cuenta con dos factorías en la región asturiana, localizadas en Lugones y en Gijón. La sociedad, que ha presentado resultados poco brillantes en los últimos ejercicios, está necesitada de una fuerte inyección de tesorería, del orden de los 3.500 a los 5.000 millones de pesetas, según informa nuestro corresponsal en Oviedo, José Manuel Vaquero, y los anteriores administradores de la sociedad ya hicieron público en su día la intención de realizar una inversión del orden de los 3.500 millones de pesetas para renovar, fundamentalmente, el utillaje y las instalaciones, a la vez que manifestaron su preocupación por la posibilidad de que la entrada de Ibercobre en la sociedad supusiera el desmantelamiento de las factorías asturianas y su traslado al País Vasco, extremo que fue categóricamente desmentido.

Fuentes de Ibercobre han asegurado estar dispuestas a potenciar la sociedad con la instalación de un nuevo tren de colada continua, que hará de SIA una empresa en condiciones de competir con garantías en los mercados europeos.

La solución de la primera oferta pública de compra de acciones (OPA) ha resultado muy favorable para los accionistas, ya que la diferencia de 380 pesetas por acción entre el precio al que se cotizaban estos títulos en la Bolsa y al que fueron pagados por la Compañía Inversora de Asturias es significativo. Caso de superarse los temores a ver entidades solventes enfrentadas por la adquisición de sociedades rentables, a plena luz, es posible que los accionistas de numerosas compañías, cuyas acciones cotizan por debajo de sus valores reales, sean los últimos beneficiarios de estas operaciones.

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