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Frederic Rossif, autor de "Morir en Madrid", filma para la televisión "La Italia que conoce y ama"

Frederic Rossif, realizador de películas como La fiesta salvaje o Morir en Madrid, está filmando ahora en Italia una serie para televisión, «La Italia que conozco y amo», dice él, que mostrará la vida en las regiones de Pulla, Emilia-Romana, Toscana, Véneto y Umbria. Cineasta trashumante, Rossif, yugoslavo de nacimiento y francés de adopción, explica, citando a Goethe, las razones que le han movido a emprender esta nueva aventura cinematográfica: «En el cuerpo de Europa, Italia es el corazón, y el corazón es un músculo musical».

Rossif es un especialista en documentales y básicamente en películas sobre la vida animal. En 1958 realizó Una historia de elefantes, y desde entonces se especializó en este tipo de temas. Hoy día, su interés y su dominio de la técnica se dirigen hacia temas de ecología relacionados con la vida de las ciudades y con la vida del hombre en el medio ambiente. Con anterioridad, Rossif había dedicado especial atención a los temas de la guerra y de los conflictos entre pueblos. Uno de sus productos más acabados de esta época fue la película Morir en Madrid, realizada en 1962 con material de archivo sobre la guerra civil española.Con La fiesta salvaje, Rossif elevó en 1976 el cine-safari a la categoría de arte. En parecidas circunstancias se mueven ahora los documentales que está a punto de concluir sobre diversas regiones de Italia. «No soy un Proust», explica, «de modo que no voy en busca del tiempo perdido, pasado o reencontrado. Tampoco quiero mostrar una Italia turística, porque, en primer lugar, habría que establecer qué se entiende por turística. En esta obra se trata esencialmente de suscitar el deseo de amar a una región, su arte, sus gentes. Si se ama, se tiene la voluntad de conocer. Después se hablará de una región que es al mismo tiempo cultura, sueño, emoción y espectáculo».

Frederic Rossif dice que ese también es el sentido de sus anteriores realizaciones. «En mis películas yo siempre represento a la gente que habla de sí misma, que también habla de la madre, de sus propios deseos, sus esperanzas y sus recuerdos. Veo todo a través de una sucesión de imágenes que dan la idea de un conjunto y representan figurativamente la música. Creo que mis filmes inspiran el deseo de la quietud, del placer, de la felicidad».

Precisamente, el episodio dedicado a la región de Umbria se titulará Un espacio para la felicidad. «Mi intención es que la gente sienta tal espacio para la felicidad y que se vea impulsada a ir personalmente a verificarlo. El secreto de esta región es captar el gran aliento que aquí tiene la naturaleza. El telespectador no verá en mi película una Umbria habitual, sino la que yo he sentido».

Rossif explica que, naturalmente, cinco regiones no son toda Italia, «pero es que tuve que elegir y, como ocurre siempre que eliges, hay una parte que queda fuera».

¿Haría Frederic Rossif un viaje cinematográfico como el emprendido por Italia por cualquier otro país? «No. Probablemente lo haría también por Francia. No podría hacerlo, por ejemplo, por Alemania. Esto no quiere decir que no se trate de un país hermoso e interesante. Sencillamente es que yo no siento el deseo de flimarlo y narrarlo. Si me pongo a pensar en un espacio mío, personal para la felicidad, no es ciertamente Alemania la que acude a mi memoria. Italia, en cambio, sí. Y no se trata de un país museo, como dicen algunos. Es más bien la voz del silencio viviente. Depende de nuestra óptica, de¡ modo de mirar las cosas, que éstas se transformen en cementerio o cuna. Para mí no existe un pasado separado del presente. La música de Palestrina o Monteverdi no es música antigua, sino simplemente música. La pintura de Giotto es pintura, y basta. Si no la amas no es porque eres moderno mientras ella es antigua, sino porque la pintura de Giotto no te ama a ti. Existe una relación precisa, fuera del tiempo, entre el arte y quien lo mira, lo lee o lo escucha. Espero lograr transmitir esta idea en los cinco episodios filmados para la televisión ».

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