José Luis Gómez no pudo representar "Gaspar", de Peter Handke
La hora larga con José Luis Gómez, espectáculo teatral incluido en el Festival Internacional de Santander se vio reducida a treinta minutos de representación debido a un fallo técnico que impidió la puesta en escena de Gaspar, de Peter Handke, que, con Informe para una academia, de Kafka constituye el contenido del programa que se presentó recientemente en Valencia y dentro de unos días se ofrecerá en Murcia.Actores de la categoría de Kamer o Vittorio Gassman han llevado a escena este singular personaje kafkiano, el simio humanizado que relata al público de científicos su experiencia de capturas y adiestramiento en la conducta humana, «prueba de fuego» para cualquier intérprete. «No me seducía imitar a los hombres; lo hacía porque buscaba una salida. Ya que no podía escoger la libertad, me arrastré entre los matorrales», explica el antropoide al auditorio. Y así, recuerda que ya en el barco que lo traslada a la civilización aprende a fumar en pipa y a beber aguardiente remedando los gestos de los marineros y la tripulación. Una vez en la ciudad, en la alternativa de acabar en un zoológico o triunfar en el teatro de variedades, elige esta última posibilidad y llega a adquirir la cultura del europeo medio. «Se aprende cuando se tiene necesidad, cuando se busca una salida», reflexiona.
«En este impresionante texto de Kafka se expresa la idea de que no existe libertad, sino únicamente una salida y la de pérdida de la inocencia originaria del hombre, a la que ya no es posible regresar, así corno la función que desempeña la educación del aprendizaje social en este proceso irreversible», comentó José Luis Gómez al término de su magnífica interpretación de El eslabón perdido. «En este sentido, el informe conecta con el tema que trata Gaspar, el mito de los niños salvajes, de forma que se establece una coherencia entre ambos fragmentos del espectáculo y por ello resulta todavía más lamentable la supresión de la obra».
José Luis Gómez intentó, por primera vez, dar vida al personaje de Kafka cuando era todavía estudiante en Alemania, pero entonces «me sentí incapaz de hacerlo por falta de experiencia y madurez». Más tarde, en 1971, preparó el Informe para el Segundo Festival Internacional de Teatro y presentó esta obra en varios escenarios de España, Suramérica y Alemania. «Cuando lo retomé en el simposio de Burgos, ante varios miles de personas que formaban el público, descubrí que con el tiempo transcurrido mi interpretación había ganado. Antes hacía un trabajo más atlético, a base de expresión corporal y gesticulación. Ahora el simio humanizado parece más sereno y reflexivo».
Babelia
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