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Hoy comienza el Festival Internacional de Cine de Cannes

Entrevista con J. A. Salgot, director de "Mater amatisima"

Hoy comienza el Festival Internacional de Cine de Cannes, sin duda la manifestación de la industria cinematográfica más importante de cuantas se realizan en el mundo. La representación española estará integrada por Dedicatoria de Jaime Chávarri -en la sección de concurso-, y Mater amatisima, de José Antonio Salgot, en la Quincena de los Realizadores.

Mater amatisima es el primer largometraje en solitario de su realizador. Previamente habla realizado el corto Madison y el largometraje Serenata a la luz de la luna, codirigidos por Carlos Jover. Sobre Mater amatisima declara su realizador:«Sólo sé empezar con una cita de Ernesto Sábato: "Existen cierto tipo de ficciones mediante las cuales el autor intenta librarse de una obsesión que no resulta clara ni para él mismo. Para bien o para mal, son las únicas que puedo escribir"».

«Al salir de una crisis personal que me provocó el hacer una película de la cual no estaba en absoluto satisfecho, cierta obsesión personal me condujo a escribir un guión que resultó de muy elevado presupuesto. Hice algunas consultas. Al desinteresarse Pepón Corominas del tema, creí entonces que realmente era un asunto imposible de realizar. Curiosamente, durante el rodaje de Mater amatisima otra persona de nombre extranjero me propuso producirla. Se realizaría en otro continente».

«Por esos días yo veía con frecuencia a Bigas Luna», añade Salgot. «Un día me mostró un tratamiento cinematográfico que había escrito hacía algún tiempo. Lo leí. Quizá fuera casual. El hecho es que trataba una situación a la cual yo había estado ligado siempre. El costo de su realización no parecía demasiado elevado. Contenía un elemento fascinante. Me encerré en casa junto a J. Rodríguez Jordana y empezamos a escribir el guión. Se trataba de un tema delicado, así que lo primero fue obtener la máxima información a fin de lograr el máximo rigor. Se hicieron todo tipo de consultas a especialistas. La primera edición del guión tenía un volumen semejante a un listín de teléfonos. Se reescribió aún dos veces más, una vez realizadas más consultas a todo tipo de profesionales. Con la base de este guión se hizo la película.

«De nuevo empecé las consabidas gestiones a la búsqueda de producción. De nuevo el rechazo profesional fue absoluto y sincero. Semejante deliradajamás podría resultar una película, dijeron. Entonces fue Carlos Jover quien, asumiendo un elevado riesgo económico personalmente, facilitó crear una productora propiedad de él mismo, Bigas Luna y yo, que con capitales propios y ajenos se proponía financiar el proyecto. Más tarde se incorporó el señor Muñoz Suay en calidad de productor ejecutivo».

«Paralelamente al proceso de financiación inició la preparación del rodaje. Dado que fundamentalmente es la historia de una madre y un hijo y dado que dicho hijo es autista, la decisión base era escoger las personas más adecuadas para encarnarlos. Para hacer de madre pensé en Marisol. Siempre me ha parecido alguien que puede hacer algo más que salir en revistas de gran tirada. Le di a leer el guión aprovechando que estaba en Barcelona acompañando a Gades. Se mostró amigable y prometió leerlo. Yo se lo agradecí. Eso me animó. Pasó tiempo y como no conseguía que me dijera que no por teléfono, me fui a Altea acompañado por una amiga común, periodista de profesión. Hicimos el viaje en coche y llegamos cansados. Ella estaba en su tienda de antigüedades con un extraño turbante en la cabeza. No dijo ni sí ni no. Sólo que debía consultarlo con Antonio. Forcé todo lo que pude el asunto, pero ella tenía una fiesta esa noche y no podía cenar con nosotros. Al día siguiente marchaba para Málaga, así que tampoco podíamos vemos. Bromeé acerca de que eso no me parecía demasiado justo y que algunas antigüedades valiosas eran fáciles de romper. Nos mostró su casa y habló de Evita. Dijo que esa obra sería una buena película. Tuve la sensación de que andaba mucho más rota por dentro que cualquier otra persona de cuantas he conocido. Quizá injustamente llegué a la conclusión de que ser niña prodigio es de las cosas más injustas que le pueden suceder a una mujer guapa. Creo que su talento para la autopublicidad es cercano al de Andy Warhol. Volví a Barcelona tal como me había ido: con las manos vacías y una cierta mala leche».

«A la vuelta, la chica, Ana, la periodista, me dijo que en Sitges estaba Victoria Abril rodando Las bragas de oro. No sabía demasiado acerca de ella, salvo chismes. Así que fuimos a conocerla; le di a leer el guión. Me pareció que era la otra cara de la moneda: tenía poca cultura y poco «prestigio». Pero era joven, fuerte y poseía impulso. A los tres días me llamó y me dijo que le encantaría hacer la película. Empezaron las negociaciones. Vi un capítulo de La Barraca y pensé que sabía llorar, era astuta y podía lograr enternecer. Me decidí definitivamente por ella después que unas pruebas de maquillaje demostraron que parecía víable cambiarle el rostro y envejecerla lo necesario. También hice un mínimo de ensayos, en los cuales creí ver que era una muchacha quizá algo vanidosa, pero enormemente trabajadora, sensible y profesional».

«El rodaje fue una paradoja constante y un desafío a las leyes de la estadística. Mientras un niño de coeficiente mental en extremo precario se comportaba con la profesionalidad de un actor experimentado, empezaron a surgir problemas técnicos con tal insistencia que tuvimos que pararlo, realizar infinitud de pruebas técnicas de cámara y mil cosas más, al tiempo que, a pesar de que se habían conseguido más inversores, de nuevo nos estábamos quedando sin capital. Llegó un momento en que nadie tenía la seguridad de poder continuar. Las tensiones no cesaban de crecer, día a día. Creo que el tema que trata la película llegó a mimetizarnos de tal modo que aquello cada día estaba más lejos de ser un plató de cine y más cerca de un manicomio ».

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