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Probable suspensión de todas las importaciones de automóviles

El Gobierno puede estudiar en un próximo Consejo de Ministros la anulación de los decretos Sahagún, referentes a la liberalización de importaciones de automóviles, según ha podido saber EL PAIS en fuentes próximas al área económica del Gobierno. De esta forma, al paralizar todas las importaciones de automóviles, se trataría de ayudar a la industria española, que atraviesa por una profunda crisis.

Los decretos Sahagún, como fueron denominados popularmente nada más promulgarse, por ser su inspirador el entonces ministro de Industria -y actual de Defensa-, Agustín Rodríguez Sahagún, tenían un objetivo primordial: tratar de adecuar la industria española, arcaica en muchos conceptos, a la realidad actual, con el fin de que no sufriera en exceso ante la eventual entrada de este país en el Mercado Común.A tal fin, en aquellos decretos, publicados en el mes de abril del pasado año, se aconsejaba a los fabricantes españoles reestructurar sus cadenas, eliminando los vehículos de series pequeñas para engrosar los de series más grandes. Se trataba de que, al estar la industria nacional del automóvil en poder de multinacionales, éstas ampliasen algunas cadenas de este país, eliminando otras, para que después, desde aquí, pudieran exportarse vehículos de las series más grandes a otros puntos. A cambio, se podrían importar los que ocupaban las cadenas en series pequeñas y que habían dejado de fabricarse.

Al tiempo que se concedía a los fabricantes de automóviles radicados en España, de acuerdo con ciertos baremos, la posibilidad de importar -con aranceles muy bajos- coches de esas series pequeñas, que pudiesen completar sus reestructuradas gamas, se liberalizaba la importación general de coches, hasta entonces sometida a un cupo, reduciéndose también algo dichos aranceles.

Toda la planificación prevista por el entonces ministro Sahagún estaba pensada para una producción anual global próxima al millón de unidades. Pero, este año, debido al considerable descenso en las ventas en los últimos meses del pasado año, agudizado en los primeros de éste, la producción total puede no superar en mucho el medio millón de unidades, la mitad de la cifra para la que estaban previstos aquellos planteamientos y sus consiguientes decretos.

El distanciamiento actual con respecto a la situación prevista, unido a la gravísima crisis que atraviesa el sector y al uso dado por algún fabricante a la liberalización de la importación de automóviles parece haber movido al área económica del Gobierno a estudiar la posibilidad de anular, o al menos suspender temporalmente, toda la normativa vigente respecto a la liberalización, rebaja en los aranceles y posibilidad de acogerse a los beneficios de ser fabricante español de automóviles.

Esta medida, que trataría de revitalizar la industria automovilística de este país, producirá, caso de llevarse a cabo, un claro perjuicio a los importadores, cuyas carteras de pedidos en este último año han experimentado alzas importantes. Ese perjuicio será aún más grave para Citroén, que, para tratar de cumplir aquellos objetivos propuestos por los decretos Sahagún, desmanteló sus cadenas de producción de los modelos CX y Mehari, aumentando las de los GSA, 2CV y 505. Si en un próximo Consejo de Ministros se acordase la anulación de aquellos decretos y la suspensión de toda licencia de importación de automóviles, Citroén tendría que reestructurar y volver a montar las cadenas de fabricación del CX y Mehari -posibilidad técnicamente muy difícil-, o prescindir en su gama, de forma definitiva, de este modelo, cuya cartera de pedidos es también importante.

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