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La "cumbre" de Dublín no ha resuelto las reclamaciones británicas a la CEE

Los jefes de Gobierno de la Comunidad Económica Europea han conseguido a última hora el fracaso total de la cumbre de Dublín, remitiendo el espinoso tema de la contribución británica al presupuesto comunitario a la próxima reunión del Consejo Europeo. La primera ministra británica, Margaret Thatcher, declaró a la prensa, al término de la reunión de dos días, que «la solución no le satisfacía en absoluto y que no se sentía nada optimista». «Pero», añadió, «hemos accedido a que haya una última oportunidad ante la insistencia de varios países que se ha portado como verdaderos amigos». La jefa de Gobierno británico se negó a mencionar a los países por sus nombres.

En el confuso comunicado conjunto facilitado al término de la reunión, los miembros del Consejo Europeo parecen aceptar el principio de las tesis británicas, y se declaran a favor de «estudiar el crecimiento armónico de las economías de los Estados miembros con el fin de reducir las disparidades entre esas economías».El Consejo -añade el comunicado- estudió en profundidad el problema de la contribución británica al presupuesto comunitario, y acordó aceptar las propuestas de la Comisión relativas a «la adaptación de un mecanismo financiero que corrija esas desigualdades y que respete los logros y la solidaridad comunitarios». Esta solución no debe traducirse en el aumento del techo del 1% en la tasa de valor añadido, que es en los momentos actuales la contribución de cada país al presupuesto de la CEE.

Se encarga a la Comisión que estudie de nuevo el problema y que someta sus nuevas conclusiones al nuevo presidente de la Comunidad, el italiano Francesco Cossiga, que tomará posesión de su cargo a primeros de enero, y quien decidirá si existe una nueva base de acuerdos antes de convocar una reunión adelantada del Consejo Europeo.

En su exposición ante los periodistas, llevada a cabo con su energía habitual, la señora Thatcher, que vestía un traje gris de chaleco y falda y camisa floreada con el típico lazo al cuello, resaltó el punto principal de la argumentación británica, que consiste en que el Reino Unido no pretende que la Comunidad le asigne fondos comunitarios. «No queremos el dinero europeo», dijo la premier británica; «lo que no podemos consentir es que con nuestro dinero se esté financiando a otros países mucho más ricos que nosotros.»

Gran Bretaña ocupa el séptimo lugar en la escala de renta por cabeza de los países comunitarios, inmediatamente antes que Irlanda e Italia.

La señora Thatcher manifestó que su país no podía aceptar la propuesta final de la Comisión, que suponía un reembolso a Gran Bretaña de 350 millones de libras (unos 52.500 millones de pesetas), exactamente un tercio de lo que Londres pretende.

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Y explicó que para su Gobierno era vital que se llegase a una solución de este problema antes del comienzo del próximo año fiscal británico, el próximo mes de abril.

Las perspectivas no son nada optimistas, y la premier británica expresó su convicción de que había «muy poco espacio para llegar a un compromiso», debido a la disparidad entre lo que ofrece la Comisión y lo que pide el Reino Unido.

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