_
_
_
_
_
ALCALA DE HENARES

Las cosas de Paula salvaron la tarde

Rafael de Paúla, con sus cosas, salvó la tarde. Paquirri y Angel Teruel no dieron un sólo muletazo que quede en el recuerdo y además estuvieron palizas. Paula no, y esto ya es digno de encomio. El primer toro no le gustó al gitano, él sabrá por qué, y se inhibié por completo. La bronca que se armó fue épica, con lluvia de botes incluida. Aquí, en este toro, no hubo lugar para el aburrimiento. Cuando Paquirri y Teruel «trabajaban» con los suyos, del sopor sólo nos libraba la banda de música con su «chunda chunda».El primer toro de Méndez, serio y bien armado, pero sin malas intenciones, sólo era manso. Paula lo hizo asesinar en varas: hasta seis veces lo picaron con saña tremenda. Luego, en medio de una bronca fenomenal, con el toro semimuerto, dio unos pases por la cara sin ninguna confianza, y sainete para matar. El cuarto, aparte de manso, embestía con la cara alta. Rafael de Paula lo recibió con unas verónicas en tablas, dos de las cuales tuvieron temple. Pero las más fueron embarulladas por el exceso de codilleo del torero. Con la muleta realizó Paula lo mejor de la tarde. Unos derechazos en el centro del anillo, con la mano muy baja, temple y figura erguida. Y ahí se acabó todo; el toro seguía con la cara arriba y Paula no acertaba a pulirle el defecto. Tras un macheteo entró a matar y de nuevo la pasión en los tendidos. Unos le abroncaban con furia y otros aplaudían con igual calor.

Plaza de Alcalá de Henares

Segunda corrida de feria. Toros de Antonio Méndez: bien presentados, tocados de pitones, mansos, nobles. El tercero fue devuelto por burriciego. El sobrero, de hermanos García Martín, mansote y noble. Rafael de Paula: cinco pinchazos a paso de banderillas y media estocada trasera, caída y atravesada (gran bronca). Estocada delantera (más pitos que palmas). Paquirri: estocada trasera y tendida, rueda de peones y tres descabellos (oreja). Dos pinchazos y estocada (palmas y saludos). Angel Teruel: bajonazo (oreja). Media estocada caída (palmas).

Con Paquirri y Angel Teruel no había lugar para la pasión. Con ellos hubo consenso: estos sí que son honraos y quieren «trabajar».

Así, Paquirri estuvo vistoso y deportivo en sus largas cambiadas de rodillas, verónicas veloces, medias verónicas y revolera. Todo ello al recibir al toro. Luego en el quite dio unos regates parecidos a las chicuelinas, en aquello de que giraba con el capote a la espalda. Puso Paquirri tres pares de banderillas malos, salvo el tercero, en el que reunió bien y clavó arriba. Faena larga, templada sobre la mano izquierda, por debajo de la calidad del toro, que era muy noble. Derechazos horrorosos, que casi siempre convertía en circular. Y como aquello no causaba eco en los tendidos, la emprendió a rodillazos y a molinetes, lo cual fue muy celebrado. El quinto fue un toro soso, que renqueaba de los cuartos traseros y embestía como un borreguito. Paquirri se puso a su altura y le realizó una faena tan sosa como pesada. En un momento, la música comenzó a tocar, lo que fue muy festejado, pues la cosa iba de siesta. Bien, pues Paquirri no estaba para músicas y mandó parar a la banda. Y continuó impávido y tristón arreando derechazos.

Angel Teruel superó a Paquirri en tiempo en la cara del toro. Sus faenas inacabables y monótonas no tuvieron el menor atisbo de calidad. Perfilero, con la muleta retrasada, el pico por delante y la mano alta. Casi todos los pases salieron enganchados. Y lo peor, sus pausas y paseos. Pero tuvo un detalle que hay que elogiar en justicia: ayer Teruel no baderilleó a ninguno de sus dos toros.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_