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Entrevista con Leizaola, presidente del Gobierno vasco en el exilio

«Pregunta. ¿Nunca, pues, se ha solidarizado, ni íntimamente, con las acciones de ETA?Respuesta. Nunca; nunca he estado de acuerdo con tales procedimientos, y eso yo lo manifesté desde el principio, desde los primeros momentos en que se aplicaron, ya en agosto de 1968, cuando mataron al comisario Manzanas, y antes también, con la muerte de Echevarrieta, desautoricé esas acciones.

P. Quizá por eso usted no es santo de devoción de ETA.

R. Quizá; porque, aunque yo he hecho muchas gestiones y he tenido intervenciones a favor de ETA, también les he hablado muy claro: por ahí, no. A veces, debido a esta actitud mía, ha habido quienes me han preguntado eso: que si en algún momento he recibido amenazas de ETA, que si tenía miedo a ETA.

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P. Y usted, ¿qué les ha contestado?

R. Que no, que yo he entregado mi vida a la divina providencia y que jamás he temido por mi. Después reconozco que ETA ha tenido ese mérito, no haberme amenazado nunca, y pienso que hasta yo me he salvado de milagro

P. Pero el Gobierno vasco en el exilio poco ha tenido que gastar, porque no era más que un símbolo.

R. No, no; el Gobierno ha tenido mucha activid ad en el exilio. Si se pudiera hacer publicidad de cuanto hemos llevado a cabo, si se pudiera decir a la gente todo cuanto ha hecho el Gobierno vasco en el exilio... Pero no, no se puede todavía: quizá más adelante. ¿Qué cuántos ministros hay en el Gobierno vasco actualmente? Tres; tres ministros efectivos.

P. Los socialistas ya salieron de lendakari.

R. Bueno, aquello fue un acto voluntario de los socialistas; antes lo hicieron los comunistas.

P. A usted la izquierda le ha ido poco a poco abandonando.

R. A mí, no: no era una cuestión personal mía, no. Es el Gobierno vasco, aunque actualmente el Gobierno vasco en el exilio está... ¿cómo le diría?...

P.... ¿Hibernado?...

R. ... Hibernado, no; en la reserva. Sí, por precaución, por un por si acaso, por si fallara algo. Mire: hay una visión histórica que, por lo general, no tiene la gente, y es esta: la actual fase política hace suponer que todo el proceso constituyente culmine con la consolidación de la monarquía, con el asentamiento de una dinastía duradera, no sé por cuánto tiempo, la verdad, pero duradera; entonces, aunque eso fracase, los años que van desde la muerte de Franco hasta ahora es un nuevo período, una etapa diferente, ¿sabe? Esta misma mañana me han llamado de un periódico de Madrid y me ha salido una definicíón muy acertada, muy precisa, del momento histórico en que vivimos: el interregno. Eso es; lo de ahora es el interregno

P. O sea que el señor Garaikoetxea es ya su lendakari.

R. Conio lo fue también Ramón Rubial, aunque no fuera del peneuve. Por supuesto, Garaikoetxea es mi lendakari. Usted dirá: eso es un desdoblamiento que hace usted en su condición de historiador y en su condición de político, esa es una doble interpretación de la realidad. Pero no, no hay desdoblamiento alguno, es una situación particular, es el interregno ese del que antes le he hablado, en el que hay un Gobierno vasco en el exilio y, por otro lado, un Consejo General en el interior, al frente del cual está Garaikoetxea.

P. Algo habrá negociado usted con él el otro día aquí, ¿o no?

R. No, no; yo lo único que le he dicho es lo que le puedo decir: que siga adelante ( ... ).

2 de agosto

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