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La votación de los Comunes salvará a un británico de la horca

El tajante rechazo del restablecimiento de la pena de muerte en el Reino Unido por la Cámara de los Comunes puede salvar la vida de un joven de veintitrés años condenado a la horca en la pequeña isla de Jersey. El resultado de la votación hace improbable que el tema vuelva a ser planteado durante la legislatura actual.Jersey, junto con Guernsey y otras pequeñas islas en el canal de la Mancha, así como la isla de Man, en el mar de Irlanda, son dependencias de la corona y no tienen representación parlamentaria en ninguna de las dos cámaras legislativas de Londres.

En esta isla de 72.000 habitantes, última posesión británica del antiguo ducado de Normandía, la pena de muerte está todavía en vigor. Anteayer, jueves, el tribunal de casación de Jersey rechazó una apelación para conmutar la pena capital impuesta a Nigel Hopton, de veintitrés años, acusado del asesinato de una secretaria.

En un debate de más de cinco horas de duración, la Cámara decidió el jueves por la noche, por una mayoría de 119 votos, mantener la abolición.

En una intervención que le ha ganado la admiración de la oposición liberal y laborista, el moderado secretario del Interior explicó a la Cámara en primer lugar las dificultades técnicas que supondría la restauración de la pena capital en un país que lleva cerca de quince años sin aplicarla. «Pero es que, además de las tecnicidades, dijo Whitelaw, mi convencimiento es que la pena de muerte sólo serviría para convertir a los terroristas en mártires. »

Para Whitelaw, que tiene una gran experiencia en temas terroristas, por haber servido como secretario para Irlanda del Norte con Edward Heath, si la pena de muerte era restaurada, los terroristas escogerían a menores de dieciocho años para cometer sus atentados. ¿Y estaría dispuesta la Cámara, preguntó, a aplicar la pena de muerte a los menores de esa edad? Por otra parte, dijo, la pena de muerte tendría que ser restablecida en todo el territorio nacional, lo que significa incluir a Irlanda del Norte.

Once miembros del Gobierno siguieron el ejemplo de Whitelaw y votaron en contra. La primera ministra, Margaret Thatcher, y el resto de los miembros del Gabinete votaron a favor. También a favor hubo que registrar tres votos laboristas y dos liberales.

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