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Proliferación de "ejércitos privados" en Alemania

Las treinta fábricas alemanas dedicadas a la producción de armamento ligero, establecidas en su mayor parte en los laender de Baviera y Baden-Wuerttemberg, están de enhorabuena respecto de la demanda interior de sus productos, aunque este tipo de operaciones choque con la resistencia del Gobierno federal, de muchos políticos y del propio sindicato de policía, que en la República Federal de Alemania es una organización «contestataria». La razón de la satisfacción de las fábricas de armamento pequeño es la gran demanda por parte de la industria. El experto socialdemócrata en cuestiones de seguridad, Heinz Pensky, miembro del Parlamento, ha aludido ya a un «peligro de ejércitos privados en la reserva», o, lo que es lo mismo, de somatenes creados al amparo de la psicosis terrorista, puestos al servicio de la grande, y pequeña industria. El ministro liberal del interior del land de Renania-Westfalia, Burkhard Hirsch, no está menos alarmado y ha enviado a su colega federal, Gerhard Baum, un detallado informe en el que pide dé paso a orientaciones sobre la actuación que ha de seguirse «en relación con, las instalaciones defendidas por fuerzas parapoliciales».La cosa no es para menos. El Ministerio de Trabajo de Bonn tiene registrados dentro del capítulo de vigilantes armados al servicio de la industria a 115.000 empleados, sesenta de los cuales se ocupan de la protección de personas relacionadas con los grandes negocios.

El Ministerio federal del Interior ha calculado el gasto en seguridad del empresariado alemán y ha llegado a la conclusión de que en 1977 la patronal dedicó a este objeto un presupuesto de quinientos millones de marcos, más incluso que la mayoría de los gobiernos regionales de la federación alemana. Lo que sorprende a los organismos de policía de este país es la «voluntad asociativa» de las agencias que suministran «gorilas».

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