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Liberalización temporal de las importaciones de patatas

El Gobierno ha liberalizado temporalmente las importaciones de patatas de cualquier calidad, clase o tamaño, con el fin de contener el alza de precios que registra este producto desde hace dos semanas.

Este alza de precios se registra en plena recogida de la patata temprana, que viene retrasada por razones climáticas; el retraso origina un déficit y un alza en los precios (se pagan actualmente en origen a veintidós pesetas), que ha sido considerado por la Administración como un movimiento especulativo de los productores.Las licencias de importación que se concedan tendrán una validez de quince días, sin superar el 10 de julio, siempre que el precio de la patata que se importe, sobre puerto o frontera, no resulte superior a las dieciocho pesetas.

Esta medida se deriva de una propuesta de la Comisión Interministerial encargada de seguir el comportamiento de los precios perecederos, ante un posible desabastecimiento de este producto. Las perspectivas apuntan a una solución del problema cuando la patata nacional de media estación empieza a recogerse en los primeros días de julio. Para entonces, según otras versiones, esta liberalización importadora habrá originado excedentes.

A finales del pasado mes de mayo, el Gobierno puso en marcha una operación de vigilancia para comprobar que se respetan escrupulosamente los márgenes comerciales establecidos y que los precios al consumo se correspondan con las cotizaciones en origen. Se anunciaron fuertes sanciones para quienes cometieran infracciones en este sentido, que, caso de producirse, se harían públicas.

Los agricultores de la vega baja del Segura (Alicante) decidieron no recoger la patata temprana por considerar que los precios que se les pegaban entonces (de once a trece pesetas) eran ruinosos; pedían como mínimo dieciocho pesetas, teniendo en cuenta, además, que en el mercado costaba entonces la patata a cuarenta pesetas/kilo. Denunciaban asimismo los productores la manipulación a que están siendo sometidos por parte de los almacenistas, que únicamente se sirven de ellos para realizar operaciones especuladoras.

En teoría, estas medidas de liberalización temporal de las importaciones no perjudicarán al consumidor, sino todo lo contrario; en algunos casos podrían suponer una baja en los precios del mercado. Responden también a la política gubernamental de contención de precios, debido a la gran ponderación de la patata en el índice de precios al consumo.

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