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El gobernador del Banco de Italia anuncia su inminente dimisión

El gobernador del Banco de Italia, Paolo Baffi, anunció en Roma que abandonará esta importante institución financiera antes de que finalice el año. Denunció los intentos de acabar con la autonomía de la misma, así como la existencia de maniobras con fines oscuros contra la actual dirección del Banco.

La decisión de Baffi de abandonar el cargo que ostenta desde el verano de 1975, una vez que haya sido puesto en pie el nuevo Gobierno, ha caído como una bomba en los medios políticos italianos, en el momento de iniciarse las votaciones para elegir un nuevo Parlamento.Por primera vez en muchos años, la dirección del banco central o emisor tenía un carácter independiente con relación a los mecanismos del poder político que ostenta la Democracia Cristiana y se había empeñado en una gestión rigurosa.

Ya el anterior gobernador del Banco de Italia, Guido Carli, había manifestado que la autonomía de la institución tenía unos límites. Efectivamente, así ha sido. Pocas semanas antes de que se abriese la campaña electoral italiana estalló el escándalo. Dos jueces, conocidos por sus confesadas afinidades con la derecha más extrema, abrieron una investigación contra el «número dos» del Banco, Mario Sarnicelli. La investigación estuvo motivada por un reportaje aparecido en la revista de extrema derecha Il Borghese, en el que se afirmaba que la banca de Italia había autorizado créditos a la empresa resinera de Cerdeña Cir, sin seguir los trámites reglamentarios, y acusaba concretamente a Sarnicelli de haber autorizado las concesiones de crédito citadas.

Baffi, al referirse a la encuesta judicial, que llevo, incluso, a la cárcel a Sarnicelli (considerado como una personalidad de izquierdas), afirmó que la concesión de los citados créditos fue precedida por una reunión de los organismos del Banco

El gobernador del Banco anunció su decisión en el transcurso de la asamblea anual de la institución.

La próxima renuncia de Baffi -se espera que sea efectiva a partir de agosto- constituye un hecho político de primera magnitud.

Las reacciones de los partidos políticos ante el anuncio de Baffi, de no querer continuar en su puesto ha sido inmediata. El primer ministro, Giulio Andreotti, ha expresado sus deseos de que Baffi permanezca en el puesto. Los socialistas, tras coincidir con este deseo, han acusado a la Democracia Cristiana de la renuncia: «Nunca como en esta ocasión ha aparecido tan perversa la maniobra de la DC.» Por su parte, los comunistas expresaron su confianza en que el voto de los italianos en las elecciones sirva para alejar el día en que Baffi abandone el Banco de Italia.

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