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Automovilismo

Peterson, nueva víctima de la fórmula-1

El accidente que se produjo el domingo en el circuito de Monza, donde se disputaba el Gran Premio de Italia, costó la vida del piloto sueco Ronnie Peterson, al ser embestido su Lotus por varios monoplazas. Su vehículo se partió en dos y se incendió inmediatamente. Peterson fue, además, golpeado por una de las ruedas que se había desprendido del Tyrrell de Pironi. El cuerpo de Peterson quedó entre las llamas que habían surgido al quemarse los casi doscientos litros de gasolina que llevaba el Lotus en sus depósitos. La decidida y valerosa acción de James Hunt impidió que el sueco pereciese carbonizado, aunque, posteriormente, los médicos no pudieron evitar su muerte a causa de una embolia pulmonar surgida de las múltipIes fracturas y traumatismos.

La salida se había dado de una forma excesivamente apresurada, y los monoplazas que ocupaban los últimos lugares de la parrilla no estaban totalmente parados después de la vuelta de reconocimiento. Al tomar éstos la salida prácticamente lanzada, alcanzaron antes de la primera curva -a la que se llega en quinta velocidad y a casi doscientos kilómetros por hora, y hay que frenar hasta introducir la segunda- a los coches de cabeza. La pista se estrecha en este punto, de veinticuatro metros a sólo doce.Peterson había salido desde la tercera fila. Su tiempo de entrenamiento era sólo discreto. No había podido rodar demasiado, porque había roto su coche y Chapman, el manager de Lotus, le había dejado durante un cierto tiempo casi como espectador. Sin embargo, conocía a la perfección el circuito de Monza. Había conseguido la victoria en el mismo en tres ocasiones.

Antes de llegar a la frenada, el sueco, que se había mantenido por la izquierda desde la salida, varió su trayectoria hacia la derecha. El apelotonamiento de monoplazas en la zona que él ocupaba debió, aconsejarle cambiar su dirección bruscamente, quizá tratando de evadirse de la zona conflictiva que suele formarse cuando los pilotos tienen que afrontar un embudo como este y van en pelotón. Nadie quiere ceder, dejar pasar al rival, y los contactos entre las ruedas, incluso el que éstas se enganchen, sucede con mucha frecuencia. Hay que tener en cuenta, además, que estas operaciones de ver un posible hueco donde meterse, observar por los retrovisores con el fin de taponar al mismo tiempo a los que vienen detrás, tener precaución de no tocarse con los que están más próximos, frenar en límites insospechados y cambiar de marcha tres o cuatro veces tienen que hacerse en décimas de segundo y todo al mismo tiempo. Cualquier error en las muchas operaciones simultáneas puede tener fatales consecuencias.

Al variar Peterson bruscamente su trayectoria y frenar de forma improvista, el británico James Hunt no pudo hacer nada por impedir arrollarlo. El Lotus del sueco se cruzó en medio de la pista y fue entonces embestido por varios monoplazas. Se originó un accidente múltiple en el que restos de chasis, ruedas y otras piezas saltaron por el aire. Alguna de las ruedas golpeó el cuerpo de Peterson, que había quedado clavado en la pista formando parte de la mitad de su monoplaza, al haberse partido éste en dos. Otra de las ruedas que saltaron por el aire golpeó la cabeza del italiano Brambilla, produciéndole, pese a la protección de su casco, una fractura de cráneo de la que parece que podrá recuperarse. Otros pilotos también se vieron involucrados, aunque sus heridas resultaron más leves.

Instantes después, James Hunt lograba detener su McLaren e inició una desesperada carrera para volver al lugar de los hechos. Sin detenerse ante el impresionante círculo de llamas que envolvía a Peterson, James Hunt extrajo con dificultad el cuerpo de su compañero salvándole de perecer carbonizado. James Hunt, al que el sueco iba a apartar del equipo McLaren en la próxima temporada, había resultado ser el que embestía al Lotus de Peterson y mas tarde el que le salvaba la vida.

Los bomberos y comisarios de pista no tardaron en llegar y apagaron el fuego en menos de un minuto. Pese a que, al parecer, el médico del circuito estaba en la cafetería, las asistencias funcionaron con gran celeridad. Trasladaron primero a los heridos más graves, Peterson y Brambilla, a la clínica del circuito, para, posteriormente, transportarlos en helicóptero a un centro quirúrgico.

Los primeros partes médicos parecían atribuir mucha más gravedad al estado de Brambilla. Las múltiples fracturas en las piernas de Peterson les parecieron a los médicos recuperables. Sin embargo, de madrugada hubo que practicársele a éste una grave operación, de la que ya no se recuperó. Entró en coma profundo y falleció hacia las diez de la mañana, hora local. Una embolia pulmonar y algunas complicaciones de carácter renal fueron la causa definitiva de su muerte, provocadas ambas, al parecer, por las múltiples fracturas y quemaduras.

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