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Gran despliegue policial en la visita de Brejnev a Bonn

Con una indicación sobre la flexibilidad soviética respecto al tema de Berlín y una invitación de Leónidas Brejnev a Occidente para efectuar un amplio control armamentístico que culmine con la prohibición total de armas nucleares -incluida la bomba de neutrones- se inició ayer la visita del máximo dirigente soviético a Alemania Federal. Brejnev respondió con las afirmaciones anteriores a un brindis que le ofreció, en una cena de recepción, el presidente alemán Walter Scheel, quien dio garantías a su huésped de que no existen sentimientos revanchistas antisoviéticos entre la juventud alemana.

En el plano político, los signos externos han escaseado en el primer día de la segunda visita de Brejnev. Walter Scheel, presidente federal, ha insistido en su brindis de la cena en los temas de la distensión y de la nueva mentalidad de la juventud alemana. Este segundo ha sido el tratado con más amplitud en sus palabras, en respuesta a las sospechas soviéticas sobre un renacimiento del revanchismo alemán. «La actitud política y el comportamiento ciudadano de la juventud alemana -dijo el presidente desmienten la sospecha de que algún día puedan restablecerse en este país los métodos y objetivos de un pasado ya periclitado.»Los objetivos primordiales de esta visita, dentro del capítulo de la seguridad europea, son, al entender de Scheel, los de lograr una reducción «del creciente potencial aniquilador que amenaza a la Humanidad», la superación de la distancia que separa a países ricos y pobres y una mejor utilización de la tecnología moderna de modo que se logre evitar sus efectos perjudiciales. El presidente subrayó también que todos los partidos parlamentarios coinciden en aceptar el tratado de Moscú, por el que comenzó, el 12 de agosto de 1970, la distensión política entre la RFA y la URSS.

Hasta ahora, los alemanes se han esforzado por garantizar a Brejnev una seguridad policial y unas garantías constitucionales en el sentido de que la RFA no será el día de mañana el temido coloso expansionista.

Mitin de Grigorenko

Cerca del lugar donde Brejnev era recibido por las autoridades alemanas, el general soviético exiliado dirigía la palabra a una concentración de personas pidiendo el fin de la persecución política en los países del Este. Grigorenko se trasladó a Bonn desde Estados Unidos.

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