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Pi de la Serra: los tiempos han cambiado

Pocas horas antes de comenzar el primero de los tres recitales que realiza en el teatro Alcalá Palace, Quico Pi de la Serra comentaba que no existe crisis en la canço, que se canta más que nunca y que la gente de a pie sigue teniendo la misma (o muy parecida) actitudque antaño.El hecho es que sí han cambiado muchas cosas. El hecho es que el local estaba medio vacío, mientras hace poco más de un año se encontraba abarrotado. Sí, han cambiado muchas cosas, y lo peor es no querer enterarse.

El primer recital de Pi de la Serra es una buena ocasión para volver sobre la función de la canço o de cualquiera de las canciones populares de nuestro país. Mientras unos pocos cantantes de los históricos han conseguido superar mejor o peor, las formas que surgieron hace más de diez años y que respondían a las circunstancias de entonces, otros han confundido el fervor militante de sus públicos con una aceptación incondicional e in temporal de su estética.

Pi de la Serra estuvo, en realidad, como siempre, dio un repaso a sus canciones más conocidas y estrenó dos nuevas, lo cual, después de un año y medio, es un escaso bagaje. Vino sólo con sus guitarras y sus pedales, con su presencia agresiva y desmadrada y sus chistes socarrones. No estuvo mal: la gente le aplaudió y repitió dos canciones en una. Pero no es suficiente. Aquel aspecto militante de la canço va dejando paso a otros, estéticos y culturales, y ello no sólo en las músicas, sino también en los textos.

Y este es el aspecto más aprovechable en Pi de la Serra. Temas como Home del Carrer y algunos otros son interesantes, llenos de posibilidades no exploradas. Textos que reflejan la realidad cotidiana sin épica alguna, espejos subjetivos de un mundo irracional. Una temática, en fin, que puede y debe ser trabajada y pulida, como lo ha hecho en Francia George Brassens. A esto hace falta acoplarle no sólo nuevas músicas, sino, también, nuevos tratamientos a esas músicas, que superen los esquematismos habituales.

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