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Expectación ante el viaje de Josep Tarradellas a Madrid

Mañana domingo llega a Madrid el presidente de la Generalidad, Josep Tarradellas, quien al día siguiente se entrevistará con el presidente Adolfo Suárez y el miércoles con el rey don Juan Carlos. No existe una previsión oficial acerca de la duración de la estancia del presidente Tarradellas en Madrid. Una fuente oficial de la Generalidad señaló que «durará lo que sea necesario para que constituya un éxito».

Fuentes responsables informaron a EL PAIS del contenido de las conversaciones que Josep Tarradellas llevará a cabo. El primer tema, y el de mayor importancia, será establecer oficialmente el tipo de relación concreta que existirá entre la Generalidad de Cataluña y el Gobierno central. Ello implica diversos apartados específicos.Entre éstos, figura la jerarquía administrativa, dentro de las generales del Estado, a conceder al presidente de la Generalidad. Como se recordará, inicialmente estaba previsto que el titular de dicho cargo sería equiparado a vicepresidente del Gobierno, pero esta fórmula no se concretó jurídicamente, a petición del Gobierno central.

Otro apartado dentro de este gran capítulo es la relación concreta a establecer entre el presidente de la Generalidad, por un lado, y, por otro, los cuatro gobernadores civiles de cada una de las provincias catalanas, así como los organismos autónomos del Estado y las delegaciones ministeriales presentes en Cataluña.

En el mismo capítulo hay que añadir el delicado tema de la potestad reglamentaria de la Generalidad, es decir, de su capacidad para desarrollar las leyes que sean de aplicación a la misma. Esta cuestión es compleja, desde el punto de vista técnico-jurídico. En efecto, si existiera un Parlamento catalán -como sucederá, sin duda alguna, cuando se promulgue el estatuto de autonomía-, quedaría claro que la potestad reglamentaria de la Generalidad lo sería en función de las leyes promulgadas por el Parlamento catalán. Ahora, con el restablecimiento provisional de sólo una institución autonómica catalana -la Generalidad- será preciso hallar fórmulas originales y de difícil definición.

Siempre dentro del mismo gran capítulo, hay que considerar la importancia del hallazgo de un camino de entendimiento previo entre Generalidad y el poder central, a hora de que este último deb proceder a nombrar funcionarios Cataluña. Sobre este particular, que tener extremo cuidado en gran fuerza de los actuales cuerpos estatales de funcionarios, en o seno, desde luego, no todo son simpatías hacia la autonomía catalana. Lo acaecido ya en el terreno universitario y el poco interés de miembros de la judicatura por destinados en Cataluña son elementos de considerable valor indicativo.

Decreto de bilingüismo

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Un segundo capítulo lo constituye el traspaso de servicios del Estado a la Generalidad y su financiación. En este punto existe una primera y grave diferencia de enfoque. En efecto, en pura lógica, la Generalidad está interesada lógicamente en la obtención prioritaria la enseñanza en sus primeros grados, actualmente en manos del Ministerio de Educación y Ciencia, es precisamente este departamento el que de forma repetida ha sido considerado como el más reacio a los traspasos autonómicos (véase EL PAIS de 22 de diciembre de 1977).

La diferencia de enfoque o de valoración puede ser grave en este punto concreto. Para la Generalidad es absolutamente inadmisible que actualmente las clases de catalán hayan disminuido en zonas obreras concretas, de fuerte inmigración, debido a la actitud cerrada del Ministerio de Educación y Ciencia y a la imposibilidad de un financiamiento propio de dichas clases. Sobre esta situación concreta cabe citar nombres de localidades: Santa Coloma de Gramanet, Tarrasa, Sabadell, entre otras.

Con ello llegamos a un tema específico: la necesidad del decreto amado de bilingüismo, cuestión recientemente abordada con detalle en estas páginas (véase EL PAIS de 23 de marzo). El proyecto de decreto atribuido al Ministerio de Educación y Ciencia es en principio rechazado por la mayoría de fuerzas políticas catalanas, las cuales expresan su apoyo al proyecto presentado el pasado mes de agosto por Jordi Pujol. Las diferencias entre ambos proyectos son sustanciales y origen de posible debate. Pese a todo, el diputado de UCD por Barcelona Carlos Sentís manifestó ayer mismo a EL PAIS que «está fuera de duda la obtención por Tarradellas, en su visita a Madrid, de un decreto de bilingüismo». Se trataría, pues, de discrepancias sobre la extensión y alcance de dicha norma jurídica, pero existiría coincidencia en señalar la necesidad de la misma.

A través del tema que plantea el decreto de bilingüismo llegamos a otro punto genérico: la financiación de los servicios traspasados al poder autonómico. La gravedad de este tema contrasta con la poca originalidad de las fórmulas sometidas a consideración. En efecto, todo parece resumirse a una mera transferencia de partidas presupuestarias -a veces de difícil cálculo, dada la poca tradición del país en el terreno de los desgloses estadísticos regionales- marginando por el momento toda competencia fiscal propia para Cataluña.

Finalmente Tarradellas abordará con Adolfo Suárez, muy levemente, la posibilidad de obtener competencias autonómicas en el terreno de la Administración de Justicia. En cambio no reclamará ninguna competencia para la Generalidad, en esta fase preautonómica, en el capítulo del orden público, como no sea a través de los gobernadores civiles, lo que equivale a decir que muy indirectamente, dada la adscripción de éstos al Ministerio del Interior.

La actitud de Suárez

Por parte de Adolfo Suárez no cabe duda que la potenciación de la Generalidad, o bien su mantenimiento con el contenido mínimo que actualmente la caracteriza, es una alternativa que está también en función de los deseos que pueda tener a nivel español. No hay duda de que Suárez puede, incluso sin aparecer en escena, incrementar o disminuir las contradicciones existentes en el seno del gabinete autonómico catalán constituido, no hay que olvidarlo, en base a la fórmula de «unidad catalana», equivalente a lo que sería a nivel español un Gobierno de concentración, tan solicitado por Santiago Carrillo.

El fracaso o el éxito de la Generalidad es también, en definitiva, un elemento que ayudará a la opinión pública española a inclinarse hacia una u otra fórmula de composición gubernamental, a nivel de Estado.

Un último aspecto, pero desde luego nada secundario, debe ser destacado: el contacto directo del presidente Tarradellas con el Rey. No en vano será después de la entrevista con el Rey cuando, según fuentes autorizadas de la Generalidad, podrá realmente verse si el viaje constituye el éxito deseado.

Por otra parte, el presidente Tarradellas visitó ayer al capitán general de Cataluña, teniente general Coloma Gallegos, por espacio de más de una hora. El capitán general de Cataluña pasará a la situación B el próximo día 26 de abril, por lo que dejará su cargo en dicha fecha.

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