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Ezer Weizman, ministro de Defensa, candidato al puesto de Menahem Begin

Proponiendo la constitución de «un Gobierno nacional de paz» y afirmando que Israel «habría podido hacer más por la reanudación de negociaciones directas con Egipto», el ministro israelí de Defensa, Ezer Weizman, ha presentado, de hecho, su candidatura a la presidencia del Consejo. Por lo demás, el primer ministro, Menahem Begin, no se ha engañado sobre las intenciones de Weizmam. Y ha respondido inmediatamente afirmando que su Gabinete es ya un Gobierno de paz, «del que mi amigo, el ministro de Defensa, forma parte». Begin ha declarado, además, no comprender la sugerencia de Weizman.

Sin embargo, los medios políticos israelíes la comprenden muy bien. Ezer Weizman ha escogido, para atacar a Menahem Begin el día en que éste regresaba de su fracasada misión a Estados Unidos. No es algo muy elegante. Pero la guerra es la guerra.Casi al mismo tiempo, la radio y la televisión israelíes se hacían eco de una noticia sensacional: una alta personalidad norteamericana habría dicho a un dirigente del Partido Laborista israelí que Menahem Begin haría bien en dimitir.

Corre el rumor de que esta conversación habría tenido lugar entre el consejero presidencial norteamericano Zbigniew Brzezinski y el diputado y antiguo primer ministro Isaac: Rabin, que se encuentra actualmente en Estados Unidos.

Si esta «indiscreción calculada» forma parte de una campaña norteamericana destinada a provocar la caída del primer ministro Begin corre el riesgo de crear un efecto contrario.

Porque la primera reacción de los medios políticos israelíes fue la de estrechar filas alrededor de Menahem Begin frente a la intervención flagrante en los asuntos internos del Estado hebreo. Un editorial del diario Maariv protestaba ayer enérgicamente contra esta maniobra, que califica de «ignominia política», y pone en guardia a Washington de que Israel «no será una república bananera».

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Begin, por su parte, declaró, respondiendo a la pregunta de un periodista, en el aeropuerto de Ben Gurion, que «el jefe del Gobierno israelí es elegido por el pueblo y por la Kneseth (Parlamento) y no por un representante de Estado Unidos».

Dicho esto, y una vez pasada la primera reacción de cólera, esta intervención «inadmisible e inoportuna» pasará, declaró a este corresponsal un diputado laborista, y será necesario entonces «ponerse a trabajar en una tarea urgente: en contrar un primer ministro diferente para llevar a cabo una política diferente ».

Hasta ahora, un solo diputado israelí, la señora Shulamith Aloni, se ha atrevido a decir en alta voz lo que todos reconocen en voz baja incluso dentro del partido del señor Begin. A saber: «Menahem Begin debe irse.» En resumen, diez meses después del acceso del señor Begin a la presidencia del Consejo, la lucha por su sucesión se encuentra abierta. Y no es a causa del estado de salud del primer ministro israelí.

Movimientos en favor de la paz

Por otra parte, después de la carta que 350 oficiales de la reserva dirigieron al señor Begin reciente mente recordándole que la «verdadera seguridad no reside más que en la paz», un movimiento denominado «Ia paz, en seguida» acaba de nacer y ha reunido, en pocos días, decenas de miles de firmas pidiendo al Gobierno que anteponga la paz a la colonización de los territorios árabes ocupados.

A la pregunta hecha por un instituto de opinión de si «usted tuviese que elegir entre nuestros derechos históricos a poblar toda la extensión de Israel y la paz ahora mismo», un 69,8% de los encuestados se pronunció por «la paz ahora», mientras que un 5% no quiso responder.

Este sondeo de opinión es tanto más significativo por cuanto fue realizado entre el 7 y el 15 de marzo. Por consiguiente, en parte después de la matanza del «autobús sangriento». Incluso la emoción provocada por esta carnicería y la cólera contra los palestinos no han afectado a los resultados de este sondeo, que constituye una desaprobación total de la línea nacionalista tan querida al señor Begin.

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