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La Liga Arabe podría mediar entre Argelia y Marruecos

La reunión de ministros de Asuntos Exteriores de la Liga Arabe, comenzada ayer en Túnez, ha sido el escenario de diversas declaraciones sobre la necesidad de mantener la solidaridad árabe y evitar un conflicto armado en la zona magrebina. El primer ministro tunecino, Hadi Nuira, no descarta el que la Liga medie en la crisis argelino-marroquí a través del comité interministerial de urgencia, cuya formación es objeto de estudio.

Tras el fracaso de la mediación entre Libia y Egipto, se halla dispuesto a promover un arreglo pacífico de las diferencias entre Argel y Rabat, para lo cual el vicepresidente, Hosni Mubarek, ha iniciado conversaciones en la capital argelina. Angola y Tanzania han dado a conocer oficialmente que sostendrán a Argelia ante cualquier eventualidad, mientras La Habana señaló su apoyo a nivel del Partido Comunista de Cuba. Por su parte, la delegación marroquí entregó un informe a todas las delegaciones árabes para obtener su apoyo en su lucha contra Argelia.El rey Hassan II ha sido calificado como un aventurero peligroso por la prensa argelina, en respuesta a las declaraciones formuladas por el monarca marroquí ante un grupo de periodistas. Hassan II fue responsabilizado por la agencia oficial de prensa argelina por las graves consecuencias que traería una violación de las fronteras de este país. La declaración argelina estima que el monarca continúa prisionero de su mito, en lugar de reconocer la realidad del pueblo saharaui.

Las advertencias contenidas en el discurso pronunciado por Hassan de Marruecos fueron interpretadas como un chantaje. Como informó ayer EL PAIS, Hassan II dijo que se reservaba el derecho de ordenar a sus tropas la «persecución» de guerrilleros en territorio argelino.

La reacción general de la prensa es señalar que toda violación de las fronteras argelinas significaría un acto de agresión contra Argelia y «tendría graves consecuencias para la paz y seguridad generales».

Aunque el tema del Sahara sigue siendo el nudo de la disputa argelino-marroquí ha variado en algunos grados el enfoque argelino: el conflicto no sólo se sitúa en el plano de la supervivencia política de dos regímenes magrebinos -afirman aquí-, sino que rebasa el área regional implicada para adquirir el aspecto de una confrontación ideológica destinada a propiciar un arreglo de cuentas con el régimen de Huari Bumedien.

El Polisario se ha percatado de que la evolución de los acontecimientos limita el impacto político de las conversaciones franco-saharauis, a propósito de los técnicos franceses capturados en Mauritania. Se atribuye aquí a medios oficiales el rumor de una cierta flexibilidad del movimiento independentista, que incluso estaría dispuesto a negociar la libertad de los prisioneros, pero oficialmente, el frente saharaui sigue afirmando que será intransigente en Argel con el emisario galo Claude Chayet, a menos de que la parte francesa se declare dispuesta a dar prueba de su neutralidad en términos que no obstaculicen la lucha armada de las unidades del Polisario.

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En realidad, y a pesar de las informaciones que circulan aquí sobre un recrudecimiento de las acciones armadas del Polisario, lo cierto es que se ha abierto un compás de espera destinado a reorganizar sus filas y aquilatar las consecuencias de un acto desesperado. Se teme menos aquí a Marruecos que a Francia, hay consciencia de que la relación de efectivos militares favorece sobre el papel a Argelia y, por otro lado, es notorio que el responsable del aparato político del Frente de Liberación Nacional Argelino, Salah Yahiaui, regresó de la capital soviética con la seguridad de un apoyo militar y político de la URSS.

No estaría lejos de la verdad, sin embargo, que si existe apoyo, éste quede subordinado a una «baja de presión» del Polisario y a una menor «exaltación» de sus responsables. La URSS no ha ocultado que un conflicto en el Magreb perjudicaría sus intereses y tampoco es desconocida la importancia de sus lazos económicos con Marruecos.

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