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Entrevista:La viuda de Salvador Allende, en el cuarto aniversario de la muerte del presidente

"Pinochet sólo está en guerra con su pueblo"

EL PAIS: ¿Cómo vive hoy el pueblo chileno, cuatro años después del golpe militar?Hortensia Allende: Se cumplen ahora cuatro años del golpe de Estado militar fascista y nuestro pueblo se encuentra en una situación de grave crisis económica, diríamos de un genocidio económico. Las cifras son elocuentes. La inflación y el desempleo, mucho más elevados en la realidad que en las cifras oficiales. Hay, sobre todo, hambre en Chile. Lo que más impresiona a todas las personas que van a Chile es la situación de un pueblo que no sólo vive en la represión, sin ningún medio de expresión, como la prensa o la comunicación, que están sometidos a una estricta censura, sino también la mendicidad, la vagancia que ha aumentado de una forma terrible. Hay cifras como, por ejemplo, 6.000 niños que deambulan por las calles de Santiago. Una prostitución casi infantil de niñas de menos de catorce años y de madres que deben prostituirse para alimentara sus familias.

El PAIS: ¿Qué informes tiene de las nuevas formas de represión de la Junta chileña?

H. A.: Podemos decir que hoy en día, en Chile, casi no se detiene a nadie. Las personas son seguidas a su trabajo, a su domicilio, o son interrogadas en plena calle, incluso en presencia de testigos. La gente «desaparece» sin que se sepa nada más de ellos. Ni si están detenidos, ni si. están vivos o muertos. Suman 2.800 las personas desaparecidas últimamente. Jefes políticos, líderes sindicales, estudiantes, hombres o mujeres figuran entre los múltiples desaparecidos. Un alto funcionario de las Naciones Unidas que participó en la última reunión de la CEPAL, en Santiago, me contaba la firmeza de las esposas de desaparecidos que se declararon en huelga de hambre. «Quiero que me digan si mi marido está vivo o muerto, porque si está muerto, desde hoy comienzo a llorar, pero quiero tener la certeza», decía una de las mujeres de los desaparecidos.

La DINA sigue viva

EL PAIS: ¿Cree usted que el régimen del general Pinochet continuará su represión en el exterior, como demostró en repetidos atentados contra personalidades chilenas?

H. A.: A pesar de la disolución de la DINA, tan anunciada por el régimen pocos días antes de la visita del subsecretario norteamericano para Iberoamérica, Terence Todman, acompañada de promesas,de elecciones a largo plazo, para 1991, no por eso la acción de la DINA ha desaparecido. Ha sido reemplazada por otra policía política, que se llama la Central Nacional de Inteligencia que tiene el mismo papel represivo y las mismas facultades para detener y arrestar, sin tener quedarcuentasa nadie, que tenía la DINA. Su acción se extiende también al exterior. En muchas embajadas existen funcionarios que no son más que agentes camuflados para controlar las actividades de los refugiados chilenos en el exterior.

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Pronto se cumplirá, el 21 de septiembre, el aniversario del asesinato, en Washington, del dirigente socialista Oriando Letelier, sin que todavía se sepa oficialmente quiénes son sus asesinos a pesar de que la FBI sea tan rápida y eficaz en otros casos. Nosotros sabemos que el responsable directo es Pinochet, a través de la DINA, que encomendó el crimen a exiliados cubanos que viven en Estados Unidos.

EL PAIS: ¿Qué alternativas pueden ofrecer las fuerzas democráticas chilenas al régimen de Pinochet? .

H .A.: Hace unos días asistí como observadora a la reunión de la Internacional Socialista, en Rotterdam, presidida por Willy Brandt. Participaron todos los partidos políticos chilenos de la Unidad Popular. Sólo faltaron los democris,tianos, a pesar de que habían sido invitados. En viaron, en el último momento, una carta a Willy Brandt, de la que ignoro el contenido, ex cusándose por su ausencia. Se alude, al parecer a sucesos que ocurrirán en septiembre y que no aconsejaban ese encuentro con las fuerzas de la Unidad Popular, porque podrían perjudicar ciertas conversaciones.

EL PAIS: ¿Hay que atribuir esta ausencia a conversaciones secretas entre democristianos y Gobiemo para buscar una altemativa política que intente liberalizar algo el régimen.

R A.: No me atrevo a hacer conjeturas, pero sí me atrevo a decir que en la Democracia Cristiana hay posiciones que quieren un acuerdo con la Unidad Popular. En la base., en la lucha sindical, no hay muchas diferencias entre Unidad Popular y Democracia Cristiana, aunque no se haya llegado a concretar en un «frente común». No hay que olvidar que en el interior de la Democracia Cristiana hay dos tendencias: una más derechista, como la de Eduardo Frei, y otra más progresista, en la que figuran Bernardo Leigthon, Rómulo Tomic y otros.

Contradicciones de Carter

EL PAIS: El presidente Jimmy Carter, con sus preocupaciones por el respeto de los derechos humanos, ¿puede aportar un apoyo para un cambio democrático en Chile?

H. A.: El presidente Carter ha tenido hasta ahora algunas posiciones positivas y otras contradictorias. Si bien es cierta su inquietud por el respeto de los derechos humanos, también es verdad que su emisario a Chile, Terence Todman, dijo irónicamente que se habían hecho grandes progresos en el respeto de los derechos humanos.

Criticó a la prensa norteamericana por su «exageración y deformación» sobre la represión en Chile. Se felicitó también por las promesas de elecciones y la «disolución» de la DINA que él daba cerno un hecho. Pero, desgraciadamente, todos sabemos cómo son las promesas de Pinochet. El general también prometió, hace tres meses, dar cuenta a Kurt Waldheim, secretario general de las Naciones Unidas, sobre los « desaparecidos », sin que haya todavía ninguna precisión. Queremos que en la próxima Asam blea General de las Naciones Unidas se apruebe, una vez más por amplia mayoría, una condena del régimen de Pinochet.

EL PAIS: La presión exterior, como la visita del dirigente socia lista español Felipe González, ¿puede conseguir la liberación o mejorar la suerte de algunos de tenidos?

H. A.: Nosotros celebramos la visita del compañero Felipe González y de su interés, en especial, por la suerte del ex senador Erik Snaker, del ex presidente del Banco de Estado, Carlos Laso, y otros.

España debe estar contra la Junta

EL PAIS: La fórmula de canje, impuesta por Pinochet en la liberación de Corvalán, ¿cree que puede ser seguida en esos casos?

H. A.: Es muy probable que Pinochet quiera otros canjes para liberar a estos presos. Personalmente yo, que no pertenezco a ningún partido, no puedo aceptarlo.

EL PAIS: ¿Qué pediría la viuda del presidente Allende al Gobierno democrático español en relación con Chile?

H. A.: Lo mismo que pedimos enla conferencia de Rotterdam a la Internacional Socialista. Es decir, intensificación de la campaña sobre los desaparecidos y los detenidos en Chile; su apoyo en las Naciones Unidas, en la votación, condenando a la Junta Militar. En lo posible reducir la representación diplomática al nivel de encargado de negocios, medida que también he pedido aquí, en Bélgica, y su suspensión de toda ayuda militar y créditos financieros, aunque desgraciadamente haya bancos privados, como el Banco de Santander y otros, que están ayudando últimamente a la Junta. Sobre la venta de armas, hay que impedirla a toda costa. Pinochet no está en guerra con nadie, solamente contra su pueblo.

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