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La construcción de la planta de Sefanitro en Bilbao enfrenta a los partidos vascos

La polémica en torno a la planta de amoníaco que la empresa Sefanitro proyecta construir en la zona de Luchana-Baracaldo (Vizcaya), divide hoy por hoy a partidos y centrales sindicales. Mientras unos, PSOE, PNV, Unión de Centro, entre otros, se muestran a favor de su construcción -dado los beneficios que su puesta en marcha puede reproducir-; otros la consideran nociva, contaminante y un nuevo atentado urbanístico contra una zona materialmente invadida por las fábricas y la polución. Esta última postura está sustentada por las asociaciones de familias y vecinos y, partidos de izquierda, entre ellos ORT.Hace aproximadamente un año que Sefanitro debió clausurar su antigua planta de amoníaco debido al corte de suministro de gas que hasta entonces le hacía Altos Hornos. Sefanitro decidió entonces conseguir una nueva planta que debía funcionar con naftas y a partir de 1979 con gas natural. El Avuntamiento de Baracaldo dio en principio luz verde al proyecto, pero retiró el permiso a raíz de la celebración de una manifestación protagonizada por 30.000 habitantes de la zona en donde pensaba ubicarse la planta.

Sefanitro, ante la imprevista paralización del proyecto, reunió a sus 650 trabajadores, a los que comunicó que la situación en la empresa era delicada. De forma alarmista, se anunció a los trabajadores que si la planta de amoníaco no se ponía en marcha en breve, la empresa habría de cerrar tarde o temprano. Los directivos de la fábrica hicieron saber a los trabajadores que, por el contrario, la realización de la nueva planta su pondría -en un momento- de crisis económica- una inversión de 7.000 millones de pesetas en la zona.

Ante este panorama los trabajadores, en contra de sus mismos vecinos de la zona, se pusieron en contacto con las centrales sindicales haciéndoles partícipes de su postura favorable a la realización, de la nueva planta. La polémica surgía más enconada que nunca cuando las asociaciones de vecinos de Luchana-Baracaldo mantuvieron su postura de no aceptar la planta, añadiendo sus temores respecto a la seguridad y contaminación y mostraron la firme convicción de que para la población es imprescindible romper el cinturón industrial que oprime Baracaldo.

A principios de verano, abogados de UGT se reunieron con la dirección de la empresa, una comisión de trabajadores y las asociaciones de vecinos, decidiéndose entonces que una comisión técnica de UGT realizara un estudio sobre la seguridad y contaminación de la proyectada planta. Ahora el PSOE ha hecho públicas sus conclusiones asegurando que la fábrica nueva ni contaminará ni será peligrosa. El citado estudio señala que es un proyecto basado en la más límpia tecnología.

El Partido Nacionalista Vasco y UCD han hecho público también su apoyo a la construcción de la nueva planta.

Pero quizá son más numerosas las voces que se alzan en contra del nuevo proyecto. El PC de Euskadi declaró a EL PAIS, por medio de Roberto Lerchundi: «Por el momento no hay,garantías de que la nueva planta no vaya a contaminar. No hay, por otra parte, un balance de cuentas públicas, que demuestre taxativamente la imperiosa necesidad de la construcción de la factoría, como casi única tabla de salvación de la empresa».

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