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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Estrenos de Doménico Scarlatti en la Semana de Música de El Escorial

Un concierto de la Camerata de Madrid, dirigida por Luis Remartínez, inauguró la I Semana de San Lorenzo de El Escorial.Reconforta el ánimo, tras cruzar el sombrío Patio de los Reyes a la luz incierta del crepúsculo, adentrarse en la Basilica y poder contemplar, sin miedo a que se apague la luz, los azules del retablo de Zúccaro. Allí mismo, en el altar mayor, bajo las figuras orantes de la familia real, ver las sillas y los atriles dispuestos para el concierto. La música da vida a los recintos históricos, máxime cuando en ellos han recibido cobijo tantos y tantos compositores, modestos y oscuros la mayoría, luminarias de nuestro mejor arte unos pocos.

La Camerata de Madrid se fundó hace dos años. Era necesaria una orquesta de cámara joven, llena de ilusión, dispuesta a recrear la música del barroco, tan poco cultivada en nuestro país y, sin embargo, tan querida por el público juvenil. En tan corto período de tiempo, la Gamerata, bajo el impulso de su director, Luis Remartínez, ha trabajado, con excelentes frutos, sobre la inagotable riqueza que constituye la música de la primera mitad del siglo XVIII.

Con pocas ayudas y gran esfuerzo por parte de todos sus componentes, la Camerata se ha forjado un nombre y un repertorio del que está muy necesitada nuestra vida musical. En ese repertorio no ha faltado la música del barroco español, y el mejor testimonio son sus grabaciones para Radio Nacional.

El concierto de El Escorial atestigua la flexibilidad de la Camerata. En la primera parte, una Suite y un Concierto para dos violas, de Telemann. Este último tuvo como solistas a Humberto Orán y Marcia Morciras. Luego, un muy händeliano Concerto grosso, de William Boyre, donde disfrutamos la belleza melódica del largo inicial y de la siciliana.

En la segunda parte se oyó la obra más bonita del programa: el cuarto de la colección de Concerti grossi, op. 3, de Francesco Gemianini, publicados en Londres y Amsterdam el año 1773. Una vez más, el gran violinista de Lucca, il furibondo Gemianini, al decir de Tartini, nos asombró con su virtuosismo apasionado. Vivaldi y su Concierto para cuatro violines op. 3, N.º 7, cerró el programa, aclamado por un público entusiasta que tuvo libre acceso a la Basílica. Pero antes de intetpretar a Vivaldi, la Camerata ofreció, como estreno en España, dos breves y deliciosas Sinfonías de Domenico Scarlatti, el genial napolitano hispanizado que tantas veces visitó y creó en El Escorial. Don Domingo Scarlatti, como él mismo se firmaba con no disimulado españolismo, hace gala en ellas de la gracia e inventiva que hoy admiramos en sus sonatas y en las de su discípulo Antonio Soler, a quien el Real Sitio debería erigir un monumento, por modesto que fuera.

Buen detalle por parte de Remartinez el de incluir estas dos sinfonías de Scarlatti, porque un concierto tiene más enjundia cuando se establece la relación entre lugar y obras interpretadas. El público tuvo motivos para aplaudir, aunque la reverberación del sonido en las naves del templo impidiese que las versiones llegaran al oído con todas sus calidades.

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